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Balance del IEQROO con Jorge Manríquez

Pena Capital
Javier Chávez Ataxca (Novedades Chetumal)

El Instituto Electoral de Quintana Roo (IEQROO) bajo la batuta de Jorge Manríquez Centeno  no dio los pasos atrevidos para instalarse como un organismo confiable para todos los quintanarroenses, como lo fue en alguna ocasión el Instituto Federal Electoral (IFE) para todos los mexicanos, concretamente bajo la luminosa gestión de José Woldenberg.

La responsabilidad no es exclusiva de Jorge Manríquez, quien por azares del destino fue seleccionado para tomar las riendas del IEQROO tras la caída de Carlos Soberanis Ferrao, un destacado experto en materia electoral que se preparó a conciencia para dominar del todo ese tema tan complicado, por su inevitable carga de política partidista.

Nadie en su sano juicio se negaría a admitir avances, si el IEQROO es comparado con sus antecesores –el Consejo Estatal Electoral y la Comisión Estatal Electoral –, pero nos quedamos a la mitad del camino si el objeto de nuestra persecución era algo similar al IFE de la década de los 90s.

Porque el IEQROO nunca se lanzó a fondo para garantizar contiendas equitativas, permitiendo que el PRI compitiera con todas las ventajas de costumbre y dando acceso a consejeros muy ligados a la esfera gubernamental. Pero además sus revisiones a los gastos de los partidos fueron sumamente superficiales, para cubrir el expediente.

Todo ello pese al enorme presupuesto que le ha sido canalizado para que sus tareas sean permanentes. Pero con el paso de los años las posiciones se pervirtieron hasta consolidar una burocracia cuyo fin era el cobro de jugosas quincenas, con sus naturales excepciones.

Pero cada uno de los consejeros electorales incorporó a un asesor bajo criterios de amiguismo y compadrazgo, dando por resultado –en la mayor parte de los casos– desempeños mediocres y altamente prescindibles.

En este resultado tan lamentable –para la sociedad, obviamente– mucho tienen que ver los partidos políticos confrontados a muerte con el juego limpio, y siempre decididos a sacar ventaja a cualquier precio.

Pero también hay responsabilidades compartidas, o que son boleto de los partidos. Me refiero a los invariables niveles de abstencionismo extremo, atribuibles en gran parte a las deficientes ofertas de candidatos, improvisados e impopulares en muchos casos. Porque por lo regular la oposición tiene una participación testimonial, lo que explica el escaso interés de los electores en las contiendas.

Pasividad en el gremio periodístico

sergio caballeroEn Quintana Roo hemos traspasado la barrera del respeto, lanzando metralla contra periodistas íntegros, como Sergio Caballero Alonzo, corresponsal de Proceso. Y es que un medio de comunicación se lanzó en su contra recurriendo al más socorrido de los recursos: afirmar que el periodista tiene nexos con la delincuencia.

En este caso en particular se acribilla con la infame versión de que el periodista tiene nexos con un presunto narcomenudista y que las autoridades federales vienen en camino para interrogarlo. Y este es el punto de partida para agredir a mansalva, cobijado en ese territorio de impunidad que permite todo tipo de ataques.

El caso me preocupa no sólo porque Sergio Caballero es mi amigo desde que incursioné en el periodismo, a fines de 1989. En realidad me aterra que este tipo de campañas nauseabundas se consolide como una práctica habitual para destruir honras al amparo de un medio de comunicación.

En la emisión radiofónica de este jueves recordé lo que me ocurrió en 1994, cuando era reportero de un diario regional. Presente en el palacio municipal capitalino, un compañero de la fuente policiaca se acercó y me reveló en corto que la PGR me tenía en la mira por posesión de cocaína.

Pero independientemente de que aquello fuera falso, no dejó de inquietarme el dato. Porque al menos un político de aquella época estaba iracundo porque había manejado un tema tan incómodo que con el paso de los meses provocó su caída en el gobierno de Mario Villanueva.

Asegurar a quien guste escucharte que no sientes miedo es otra mentira, ya que este es la reacción a un peligro inminente. Por ello el periodista debe estar atento para no ser sorprendido.

También debo admitir que me decepcionó enormemente la pasividad del gremio periodístico, ya que esperaba algunas reacciones solidarias o de preocupación ante este linchamiento.

Incluso, dos jefes de prensa a lo largo del día hicieron patente su solidaridad y preocupación, ya que no se trata de un asunto intrascendente. Bien por ellos.

Ya de regreso

El portal que coordino (www.periodistasquintanaroo.com) ya está de regreso, luego de un mes de arduo trabajo emprendido por los expertos que me acompañan en este proyecto tan apasionante.

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