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¡Movilidad, derecho humano marginado en Chetumal!

Uno por Uno | Ángel Ramírez

A lo largo de los años, digamos las últimas tres décadas, los ciudadanos que vivimos en Chetumal, una de las 2 fronteras del Sur de nuestro país, en los límites divisorios entre México y Belice, cabecera del municipio de Othón Pompeyo Blanco, con una población aproximada a los 350 mil habitantes y, por si fuera poco Capital de Quintana Roo, hoy por hoy el estado mexicano que más divisas genera al país por concepto del turismo, sufrimos diariamente la dificultad para transitar y transportarnos económica y eficientemente de un lugar a otro. El derecho al libre tránsito es uno de los valores fundamentales que tenemos los mexicanos, consagrado en nuestra Constitución, recientemente, hace poco más de dos años, la Cámara de Diputados aprobó reformar los artículos 11 y 73 de la Constitución para incorporar la canonjía como un derecho universal a la movilidad, un valor reconocido incluso como Derecho Humano.

Chetumal nunca en su historia, contó con un transporte público eficiente, que cumpla las necesidades de su población, una población fronteriza, convertida en el punto de entrada a México proveniente de Centroamérica y el Caribe, sin hacer a un lado Sudamérica, un transporte ya sea privado o concesionado que cumpla básicamente con tres virtudes, que sea económico, suficiente y con capacidad de opciones automotoras para transportarse.

Y no ha sido así, fundamentalmente por la incapacidad que han tenido a lo largo de la historia, funcionarios que han encabezado los diversos ayuntamientos en la localidad, todos ellos emanados del Partido Revolucionario Institucional, organización política que le ha quedado a deber a los mexicanos, no solo en Quintana Roo, sino en el resto del país.

En la época de Cora Amalia Castilla Madrid, al frente del ayuntamiento capitalino, el transporte público que no tiene que ver con los taxis y combis, vivió su mejor etapa, al contar con al menos 20 camiones que movilizaban a los residentes fronterizos de un sitio a otro, en unidades, si no modernas, por lo menos útiles y a precio accesible; sin embargo con la llegada de Carlos Mario Villanueva Tenorio, al ayuntamiento esto fue desvaneciéndose, debido a la voracidad del edil con sus diezmos, que ocasionó el desinterés por el mercado y con ello la salida de la empresa que los operaba, filial del ADO, muy poco pudo hacer Eduardo Espinosa Abuxapqui, para sostener y modernizar este tipo de transporte público, y hoy en manos del primer alcalde de oposición en Chetumal, Luis Torres Llanes, por la inercia de lo anterior, la bomba explotó y como resultado, no contamos con camiones de servicio urbano, estamos ahora obligados hacer uso de taxis y “sardineras” disfrazadas de combis colectivas que además de impactar en la economía familiar, no circulan en las más remotas colonias o su tiempo de espera son muy largas, afectando las diversas actividades de los usuarios.

Hace apenas unos días contábamos con 10 camiones en la capital de Quintana Roo, para movilizar a los usuarios, residentes o turistas, hoy no opera ninguno, realmente es una vergüenza que ninguna autoridad, estatal o municipal pueda hacer algo por revertir la anomalía.

El derecho a la movilidad en Chetumal, es prácticamente letra muerta, en un Quintana Roo de profundos contrastes, con un servicio de transporte urbano en la zona hotelera de Cancún de primer nivel, unidades nuevas, modernas, incluyentes, climatizadas; lógico ahí se movilizan turistas de todo el mundo y la derrama es en dólares o euros, una realidad que contrasta y seriamente muy cerca de ahí, en la zona maya, dónde los herederos de esta gran etnia se transportan en triciclos o motos, por lo menos es un sistema de transporte ecológico, barato y eficaz, pero poco digno.

El derecho humano de la movilidad en Chetumal, es violentado a diario, ya sea porque el servicio además de hacerse en unidades viejas, destartalas, sin aire acondicionado en una ciudad con clima tropical, que además de caro no cubre las rutas suficientes y, en el caso de los taxis, operando como colectivos sin autorización de los usuarios, y los colectivos no respetando el cupo autorizado, es decir un sector carente de inversión para dotar el sistema de transporte público moderno, digno y accesible para todos los usuarios que requiere la ciudad capital, por si fuera poco tenemos que afrontar la problemática con el descuido de la vía pública, llena de baches y alcantarillas abiertas convertidas sobre todo en época de lluvia en verdaderas trampas mortales, deterioradas al máximo por falta de mantenimiento.

El ayuntamiento de Othón P. Blanco encabezado en esta ocasión por Luis Torres Llanes, no solo está obligado a modernizar el transporte público en Chetumal, sector seriamente golpeado por el alza en el precio de la gasolina, también tiene que reparar los baches y desperfectos que atentan contra todo tipo de automotor que, además de elevar costos de mantenimiento pone en riesgo la vida humana. Si no puede bien pudiera, por su cercanía con el Gobernador del Estado, pedir ayuda a la estancia estatal encargada del sector.

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