Alerta Roja

Hablemos de convenios

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Desde 2013 tengo en mi poder la lista completa de convenios del gobierno de Quintana Roo con periodistas, con sus actualizaciones justificables. Por ello su reciente y explosiva difusión no me sorprende, al calor de un relevo de pesadilla para el grupo desalojado.

Difundirla no era lo indicado en mi caso por una justificada razón, debatible incluso: el convenio es un arreglo entre dos, y una de las partes impone el secretismo y oscuridad de las tumbas. En este caso el gobierno del estado coloca esa cortina infranqueable, y uno queda en libertad de aceptar o rechazar.

Cada gobernante preserva, aumenta, mutila o reorienta los convenios en función de sus intereses variables, convirtiendo en tema tabú el pacto presenciado por las cuatro paredes. Contados medios de comunicación quedan al margen de estos convenios, porque a fin de cuentas el gobierno del estado es el principal cliente de empresas informativas y periodistas; en segundo plano quedan los Ayuntamientos más poderosos.

Con Joaquín Hendricks los convenios aumentaron desmesuradamente, ya que el último chetumaleño que ocupó la gubernatura intentó desactivar las críticas endiabladas con apapachos de lana. Porque en sus primeros años fue austero en sus gastos en materia de comunicación.

Los excesos son lo abominable, ya que deben garantizarse cantidades tope para evitar el despilfarro. Porque pagar 6 millones de pesos mensuales al dueño de un periódico es una locura, ya que no hay forma de justificar con publicidad o manejo de imagen el obsequio tan tremendo.

Figuro en la lista con 166 mil 500 pesos mensuales (IVA incluido) por el portal que dirijo desde el 15 de octubre de 2003: Periodistas Quintana Roo. El gobierno de Roberto Borge utilizó los espacios en toda forma, como su antecesor Félix González Canto en un tramo de su mandato.

Casi 13 años de vuelo le dan a este portal un espacio conservado con mucho esfuerzo, pero la obligada explicación no es para justificar, sino para aportar nuevos elementos de juicio a nuestros lectores, porque la información siempre es saludable, aunque la luz solar repentina hiera cuando uno ha permanecido mucho tiempo en la penumbra.

En estos tiempos es un crimen de guerra cualquier variante de negocio con el ogro de la película, en este caso el gobernador Roberto Borge. Por ello era previsible la improvisación de hogueras en el lomo permisivo de las redes sociales para atacar también a mis compañeros, muchos de ellos con convenios microscópicos.

La película completa incluye los convenios suscritos por los ex gobernadores Joaquín Hendricks Díaz y Félix González Canto.

“Las putas de Borge”, difundió así el aguerrido Pedro Canché, un sufrido luchador social de la zona maya que tiene futuro en el periodismo, con tal de que ponga manos a la obra desde hoy. Porque convertir el tema candente en una sopa de renacuajos nada positivo aporta al debate, ya que el gobernador electo Carlos Joaquín González tiene un sólido punto de partida para purificar la relación prensa-gobierno, pagando en función de intereses institucionales con la obligada moderación.

Ahora Carlos Joaquín tendrá que preservar puertas abiertas al sol en materia de acuerdos con medios de comunicación y periodistas, desterrando los pagos insultantes y hasta sospechosos. Porque el futuro gobernador tiene todo el poder y aval ciudadano para refundar esta relación, encarrilándola incluso en el plano informativo a secas.

“El ave María Purísima” con el tema de los convenios no encaja en esta escena, tomando en cuenta que un puñado de ex jefes de prensa permanecen activos en nuestro entorno, de Chetumal a Cancún. Y todos acumulan secretos capaces de escandalizar a más de una devota o sacristán de las redes sociales.

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