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Novedades Chetumal
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Por la mañana o al caer la tarde, a nadie sorprende que un puñado de chetumaleños se dedique a la tarea de revisar contenedores y bolsas de basura, con tal de apoderarse de material reciclable o que puede aportarles algún beneficio familiar.
Esta labor puede generar incomodidad en el observador, ya que hasta hace algunos años era una escena ajena a nuestra capital, donde se contaba con otras opciones para llevar el sustento al hogar.
La presencia de estos rastreadores de basura útil nos da una idea de las dimensiones de una pobreza que está presente en varias colonias populares, donde la batalla por la vida inicia cada mañana, lo que explica en parte el brote delictivo que nos ha colocado contra la pared.
Circule por las principales avenidas, y ante un semáforo en rojo será asediado por limpia parabrisas y ocasionalmente por jóvenes malabaristas o que venden cacahuates y golosinas. Son la imagen de un drama que ocurre a nuestras espaldas y que nos negamos a reconocer.
El hombre y la mujer que exploran con sus hijos en las bolsas de basura están presentes en todas las colonias, emitiendo señales de alarma porque su pobreza es nuestro problema, y este sigue en aumento porque la pobreza sigue ganado terreno.
En un puñado de colonias la presencia gubernamental es prácticamente un buen deseo, y en ellas la pobreza coquetea con una delincuencia que ha lanzado sus zarpazos en tiendas de autoservicio y farmacias, con deficiente respuesta de las corporaciones policiales que llegan tarde a la zona del delito.
Gran parte de estos ataques son lanzados por jóvenes que a cualquier costo quieren apoderarse de unos cuantos pesos para adquirir droga, y esta necesidad los convierte en seres dispuestos a herir e incluso a matar.
El garrote como respuesta no es opción definitiva, ya que estas colonias deben ser atendidas por la Secretaría de Educación y Cultura y la Comisión para la Juventud y el Deporte, apoyadas por un Ayuntamiento capitalino cuyos directores y regidores no han asimilado la gravedad del problema.
Porque hay colonias que nuestros burócratas y regidores no recorren, y que son el Chetumal que está presente en las secciones de nota roja, como una herida siempre abierta como un reproche.
