Punto Final
Jorge Cruz Escalante
Novedades Chetumal
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Inicia un nuevo gobierno, las esperanzas se renuevan después de más de cinco años de pesadilla para Quintana Roo, que se encuentra al borde del abismo financiero, con una sociedad agraviada y lastimada por el abuso de poder, la corrupción y la impunidad, que el gobierno anterior dejó como una huella nociva que habrá de perdurar para siempre en nuestra historia.
Carlos Joaquín González fue claro en sus conceptos, tanto en su mensaje a los periodistas, en su toma de protesta en el Congreso del Estado y en su alocución ante miles de personas que se dieron cita en la explanada del Palacio de Gobierno. Recibe una administración en quiebra, producto de la rapiña y el saqueo de los que se fueron, pero que aún deben pagar por sus fechorías.
El gobernador quiere imprimir una manera de gobernar que ponga en el centro de su gestión el combate a la impunidad y la corrupción, la rendición de cuentas, la transparencia en el manejo de los recursos públicos, todos ellos conceptos que fueron echados al bote de la basura hasta hace unos meses.
Desde la campaña política en busca de la gubernatura, que ayer dejó de ser sólo un anhelo para Carlos Joaquín y miles de quintanarroenses que han creído en su compromiso, el ahora gobernador entiende que Quintana Roo necesita del esfuerzo de todos quienes vivimos aquí, seamos nacidos o avecindados.
Este último concepto quedó bien claro durante su mensaje en la Explanada de la Bandera, dejando atrás la errónea y aberrante postura de ver las cosas en blanco y negro, entre los “buenos” nacidos en Quintana Roo contra los “malos” venidos de otras partes de México.
Sus discursos han sido muy claros respecto a no dejar sin castigo a los que utilizaron el poder para enriquecerse, para quebrar al estado y sumirlo en la más grave crisis económica, financiera, social e incluso moral, de que se tenga memoria en los últimos 40 años.
Los agravios son tantos y de gran magnitud, que será muy difícil superarlos en poco tiempo y es ahí donde los quintanarroenses tendremos que ser comprensivos, más no permisivos, no queremos que haya perdón ni olvido, eso sí, que impere el estado de derecho para la gobernabilidad y la recuperación de la confianza ciudadana hacia el gobierno.
En su relación con la prensa, Carlos Joaquín también fue muy claro: se respetará la libre expresión de las ideas y los periodistas no serán perseguidos por disentir del poder, como ocurrió desde el primer día del sexenio pasado, en el que la “política de comunicación social” fue plata para los aduladores y serviles y cárcel para los críticos.
Quintana Roo renueva su esperanza perdida por quienes en el reciente pasado, utilizaron el poder para sus intereses mezquinos que propiciaron que hoy, seamos uno de los estados más endeudados del país.
Vislumbramos en el horizonte enormes nubarrones que el nuevo gobierno deberá disipar en base al trabajo, disciplina financiera, compromiso con los que menos tienen y sin duda, con una visión de estado que ofrezca soluciones a corto y mediano plazo, para revertir el caótico estado de cosas que hemos heredado.
Otro asunto que debe tomar en consideración Carlos Joaquín, es no hacer caso al canto de las sirenas de algunos “columnistas” que ayer lo denostaron, criticaron, denigraron y vilipendiaron, siguiendo órdenes desde lo más alto de la cúpula del poder y que hoy, apostándole al olvido, intentan enquistarse en el nuevo gobierno para seguir esquilmando al gobierno.
Entendemos que siguiendo su discurso de respeto a la libertad de expresión, Carlos Joaquín se deja querer, se toma fotos con esos personajes repudiados por su servilismo y su mezquindad, pero seguramente en el fondo los repudia y aborrece. Recordemos que lo cortés no quita lo valiente.
Su gobierno será incluyente, de diálogo, de concertación con los grupos políticos, pero siempre y cuando ese ejercicio no se vea como un signo de debilidad; para ello, el gobernador y sus colaboradores, habrán de poner en práctica todas sus dotes de malabaristas políticos, para que el objetivo primordial se cumpla: gobernar con la ley en la mano.
Quintana Roo es grande por todos los que vivimos en esta tierra generosa, tenemos en nuestras manos la posibilidad de enterrar para siempre lo que nos ofende como sociedad, para inaugurar un tiempo de cambio, de esperanza, esa que parecía se había perdido irremediablemente.