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Dos semanas en la cama del ISSSTE

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Novedades Chetumal
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Mi amigo Rogelio Rivero Reyes, compañero de páginas en esta casa editorial, sufrió el 1 de septiembre un accidente automovilístico que lo dejó poli contundido y con una fractura de fémur que lo mantiene inmóvil. Rogelio tiene 69 años y desde hace dos semanas permanece encamado en la clínica del ISSSTE en Chetumal.

La acumulación de días es provocada por los laberínticos trámites ante la clínica regional del ISSSTE en Mérida y ante el Centro Médico Nacional 20 de noviembre del ISSSTE, ubicado en el Distrito Federal.

Arturo Toledo Miranda hace el mejor de sus esfuerzos como director de la clínica del ISSSTE, pero se impacta ante una burocracia con el corazón congelado y con tremenda carga de casos apremiantes, ya que son enviados pacientes de toda la región peninsular y un poco más, ya que hasta derechohabientes de Tabasco y Veracruz amanecen en los pasillos recorridos por sus excepcionales especialistas.

Rogelio es dominado por la desesperación, ya que permanece fuera de circulación por un burocratismo arraigado que condena a los camastros por tiempo indefinido a cientos de quintanarroenses por falta de respuesta institucional a nivel ISSSTE en los dominios de Mérida y el Distrito Federal, únicos sitios donde se puede efectuar ese tipo de intervenciones quirúrgicas.

La capital del estado está anclada en la Edad de Piedra, y esta condición afecta a los quintanarroenses que carecen de opciones monetarias o de un seguro de gastos médicos mayores para enfrentar este tipo de situaciones, eludiendo un burocratismo insensible con el que chocan numerosas familias.

El Presidente Enrique Peña Nieto incumplió todas sus promesas de campaña, hechas incluso ante presuntos Notarios. Una asignatura pendiente es la modernización de toda la infraestructura médica para que clínicas y hospitales cuenten con los mejores especialistas y el equipo más avanzado para que no supliquemos atención en Mérida y el Distrito Federal.

De poco sirve la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Quintana Roo (UQROO) si sus egresados a duras penas pueden recetar mejorales y chiquiadores de ruda. Porque lo de fondo no es la formación de galenos inexpertos formados por catedráticos mediocres, sino la inversión del gobierno federal para contar con una medicina de nuestro siglo.

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