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La incompetencia de Rosa Elena Lozano exhibe al chetumaleño

Como la selección brasileña de futbol, el político y funcionario chetumaleño ha dejado atrás su época de esplendor de Pelé para padecer una de “vacas flacas” que parece un infierno sin fin, con contados valores rescatables del sur para encabezar secretarías poderosas.

Vemos esta crisis al contemplar en video a Rosa Elena Lozano Vázquez con trato altanero y sin tacto político para enfrentar al persistente reportero Rafael Briceño Chablé (Noticaribe), porque la señora estaba acorralada y sin poder dar una modesta actualización del avance del Recinto Fiscalizado Estratégico de nuestra capital, convertido en un proyecto de humo digno del eterno mago Beto el Boticario.

El fracaso cubre de cólera a quien se sabe exhibido en su ineptitud, como la chetumaleña Rosa Elena que no estuvo a la altura del desafío como Secretaria de Desarrollo Económico, pero como la autocrítica no es lo suyo encontrará racimos de justificaciones para explicar el fraude del Recinto Fiscalizado. Quizá la guerra entre Rusia y Ucrania o la viruela del mono.

El nivel de incompetencia de Rosa Elena descalifica al chetumaleño que quiere ser incluido en posiciones de primer nivel en el equipo de Mara Lezama, la futura gobernadora de Morena. Pero es injusto calificar al capitalino tomando como muestra a Rosa Elena, ya que en otro frente sobresale José Alberto Alonso Ovando, quien mantiene bajísimo perfil como titular de la Agencia de Proyectos Estratégicos –¿cómo cuáles, apá?– pero suena como integrante del equipo de Mara Lezama.

Según el reportero Ángel Solís, Alonso Ovando sería titular de la disminuida Comisión de Agua Potable y Alcantarillado (CAPA), cuya rienda ya tuvo en el mandato de Beto Borge, quien lo apartó de la diputación local que comenzaba a saborear para instalarlo en la CAPA. Cuentan que Alonso Ovando prefería ser diputado, pero “donde manda capitán…”

En las tinieblas tenemos al chetumaleño Arturo Contreras Castillo, quien es Secretario de Gobierno. Esta posición la ocupó en el gobierno del cozumeleño Miguel Borge Martín a fines de los 80, pero ahora esta Secretaría es tan imperceptible que ni siquiera es blanco de críticas. Pero esto no se debe al diestro Arturo, porque con el paso de los sexenios “el encargado de la política interior” ha sido reducido a espectador sin derecho a alzar la voz, error que debe remediar Mara Lezama para que la Secretaría de Gobierno recupere sus funciones intransferibles.

Rescatable el médico Manuel Aguilar Ortega, quien fue contemplado como carta para la Secretaría de Salud que encabezó en un tramo del gobierno de Félix González Canto, además de haber sido diputado local y presidir la Gran Comisión del Congreso a la salida del priista chetumaleño Eduardo Espinosa Abuxapqui.

El capitalino ya no accede a posiciones de fogueo tan a menudo, porque hay una competencia en la que participan mujeres y hombres del norte. Hasta la diputación federal del segundo distrito –con cabecera en Chetumal– está en manos de la cancunense Anahí González Hernández, de Morena y quien encabeza el equipo de transición por instrucciones de Mara Lezama.

Pero el chetumaleño ha cedido la plaza con sus terribles resultados en posiciones de poder y figuras como Carlos Mario Villanueva Tenorio se han perdido en la penumbra, lo que sorprende porque apenas en el reciente proceso compitió por la diputación federal. Quizá la derrota lo golpeó muy fuerte, pero los buenos políticos tienen que abandonar la lona para reanudar el combate.

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