Pena Capital
Javier Chávez Ataxca
Novedades Chetumal
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El linchamiento de un ladrón en una comunidad de la ribera del río Hondo –en el sur de Quintana Roo, cerca de la frontera con Belice– ha sido un escalofriante mensaje a un puñado de burócratas que se ha negado a comprender las dimensiones del desafío lanzado por una delincuencia desbocada que hartó a los habitantes de Carlos A. Madrazo, hasta orillarlos a hacerse justicia por mano propia.
La pesadilla que han vivido los habitantes de esta población no fue atendida por las instancias inmediatas: secretaría estatal de Seguridad Pública y la dirección de Seguridad Pública en el municipio capitalino, cuyos mandos superiores dieron a este insistente y desesperado reclamo un trato despectivo, como si los padres y madres de familia pidiesen la entrega de despensas o láminas de cartón.
Las consecuencias fueron sangrientas y fatales, ya que un presunto guatemalteco fue masacrado en el parque, al ser capturado en plena acción delictiva y violando un toque de queda establecido por la población para contener el azote delictivo que ha sido bestial, amenazando a mujeres con sus hijas y arrebatando la tranquilidad a la gente de bien.
Si hay culpables de este linchamiento, estos se encuentran en las corporaciones de Seguridad Pública que no atendieron el llamado de auxilio, dejando a la población expuesta a este flagelo que colmó su paciencia y les hizo estallar con la captura de un sujeto que fue sorprendido cuando entró a robar a una casa, por lo que fue maniatado y llevado al domo para ser ejecutado.
Hartos del azote de los delincuentes, los pobladores habían advertido que se harían justicia por propia mano, y lo que más les irritó fue el desafío del prisionero que advirtió amenazante: “voy a salir libre y te voy a matar”.
Un machetazo en el cuello causó la herida mortal, mientras los policías preventivos pedían que les entregaran al detenido. Horas antes el director de la policía municipal capitalina, Didier Vázquez, prometió que ya sin más rollo y evasivas a partir de ahora habría patrullajes.
Los pobladores se cansaron de tocar puertas, ya que acudieron a las oficinas del C4 en Chetumal, recibiendo evasivas, justificaciones y portazos. Los habitantes de Ucum también lanzaron este grito de auxilio.
Abandonados a su suerte, no tuvieron más opción que crear sus “Brigadas de Vigilancia” para efectuar sus patrullajes y vigilar cada tramo, como en los tiempos del salvaje oeste cuando los forajidos espantaban a los guardianes de la ley y los pueblos quedaban a su merced.
Y advirtieron por escrito:
“Les hacemos mención que el domingo 31 de mayo hubo una persecución a tres ladrones desde Carlos A. Madrazo a Ucum y los habitantes que apoyan no pudieron atrapar a los ladrones, manifestamos que ya ellos quieren hacer justicia por su propia mano al no contar con el apoyo policiaco”.
En la localidad cercana de Sergio Butrón Casas la situación también es crítica, ya que sus habitantes denunciaron que los ladrones ingresan a las viviendas de día y de noche. Incluso, han lanzado éter para dormirlos.
Según la reportera Dominga Calles, cuyo texto fue publicado en Periodistas de Quintana Roo, “Valentín Utrera, habitante de Carlos Alberto Madrazo, dijo a las autoridades presentes en el domo que ya en varias ocasiones en las reuniones en el C4 les han presentado hasta los nombres de los ladrones que ellos han detectado en las comunidades e incluso realizaron una detención ciudadana en la colonia El Pedregal, pero cuando entregaron a los detenidos a la autoridad, los agentes de la Policía Judicial los llevaron a sus padres y les pidieron 15 mil pesos para dejarlos libres otra vez en el pueblo, cometiendo de nuevo fechorías”.
Añade el texto: “Aquí en la comunidad de Carlos Alberto Madrazo, no vamos a dormir, no podemos, ya llevamos tres días sin poder dormir, con los machetes en la mano y queremos que le digan también al procurador, porque nos están liberando a los delincuentes y dejando desprotegidos a todos nosotros”.
Va apenas el primer muerto, autoridades omisas.
