Chetumal, 5 de agosto
Juan Juárez Mauss
Aun no se termina la remodelación del mercado Manuel Altamirano, conocido popularmente como «mercado viejo», y ya empiezan a presentarse afectaciones en este inmueble, provenientes de los nidos que tienen una docena de palomas que han hecho su refugio en los arcos interiores de la estructura.
El excremento de los alados mancha la pintura recién puesta por los trabajadores que han terminado esta parte del mercado, además, según testigos, los desechos de las palomas han caído sobre algunos compradores.
Cabe señalar que las palomas pueden transmitir múltiples enfermedades infecciosas, incluso con consecuencias fatales por daño pulmonar, neumonías, hepatitis o afección cerebral, a través de hongos, bacterias y parásitos que viven en sus alas y excremento.
Los más vulnerables son los niños, adultos mayores, personas infectadas con VIH, enfermos de cáncer y diabetes, debido a que sus defensas están disminuidas. El mayor peligro lo constituye el contacto directo con los excrementos y la inhalación de los mismos en forma de polvo microscópico.
La Secretaría de Salud señala que tiene reportes de más de 40 enfermedades transmisibles por estos animales, entre las que se encuentran la salmonelosis, colibacilosis, criptococosis e histoplasmosis. Además, las palomas son portadoras de ectoparásitos como piojos y garrapatas.
Esta zona del centro de la ciudad de Chetumal se está caracterizando a última fechas por la presencia de decenas de palomas, pues edificios como el museo de la Cultura Maya, al igual que el mercado Manuel Altamirano son refugios perfectos para las aves.
La administración del centro de abasto asegura no tener a la mano una pronta solución, por lo que el problema pudiera acrecentarse conforme lleguen más palomas a este sitio, pues el alimento que buscan las aves es dado por los propios locatarios y paseantes.
