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Se ensaña CFE con los usuarios

CANCÚN, 2 de marzo
QUEQUI

Adrián Cisneros tiene 74 años y es una víctima más de la CFE, esa empresa que un expresidente de la República  calificó «de clase mundial». Tiene el sistema antiguo de lectura de medidor y la compañía «olvida» enviarle en su recibo como es su obligación y de repente, manda a su personal a cortarle el servicio y hacerle perder dos días de trabajo. Y para rematar, le dejan en su medidor esa calcomanía que lo marca como una persona que no pagó a tiempo. «Me da mucha vergüenza», afirma.

Desde que crearon el nuevo sistema con la tarjeta las quejas son variadas: que pagando mensualmente se elevan los costos, que si ahora el ciudadano le ahorra el pago de empleados a la empresa ex paraestatal, porque quien hace la lectura y va a pagar es la gente, que si le cambiaron de bimestral a mensual sin pedirle su consentimiento, etc, etc.

Ahora fue con los vecinos de la supermanzana 90, quienes conservan la lectura de su medidor. Siempre llega el recibo a más tardar el día 20 y ahora nunca llegó. Los que sí llegaron fueron los inflexibles ejecutivos para cortar la energía sin que valieran explicaciones y reclamos de los indignados usuarios que no sabían cuánto tenían que pagar.

«En mi casa tengo congeladores porque mi familia vende marisco. Rápido tuvimos que ir a comprar hielo y una nevera para que no se echaran a perder. Fui a sus oficinas y por mi edad no les entiendo muy bien a las maquinas que parecen cajeros automáticos. Vi como una empleada trataba mal a una indígena que quería pagar pero no podía. ¿Qué le costaba cobrarle ella misma?», cuestiona.

Y resultó que en toda esa zona nadie tenía alguna idea del cobro. El señor Cisneros tuvo que pedir permiso en su trabajo para ir a pagar, y como no llegaron el mismo día, perdió otra jornada laboral para solicitar encarecidamente que le repusieran el servicio. Y por fin a las seis de la tarde del día siguiente se hizo la luz en su hogar.

Peor le fue a su vecina que desde hace décadas tiene una pequeña tienda de abarrotes. La octogenaria suplicó a los intransigentes empleados de la CFE que le dieran unos minutos para acudir a pagar, porque no tenía el recibo. Ellos no hicieron caso y cumplieron su encomienda. «Llamar al 071 es una pérdida de tiempo porque no te resuelven nada», añade don Adrián.

Dice el quejoso que la voz populi indica que se trata de una campaña para que modifiquen su sistema, que fue creado para favorecer a la compañía Iusacell, que fabrica las famosas tarjetas y también los medidores nuevos.

De los cobros ya ni se queja este adulto mayor. «Siempre hemos pagado más de mil pesos, supongo que por los congeladores, pero hace mucho tiempo que no reclamamos cuando nos suben el pago, porque es ponerse con Sansón a las patadas. Nunca he conocido a alguien que le haya ganado a la CFE y sí a muchos que han perdido esta batalla», enfatiza.

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