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Tiempos de infamia en la UQROO

Pena Capital
Javier Chávez Ataxca
Novedades Chetumal

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Con un guion de injusticia tan intrincado y repleto de engaños, contradicciones y mala fe, la Rectora de la Universidad de Quintana Roo (Uqroo), Elina Coral Castilla, tomó el papel de villana despiadada, y en una acción de profundo desprecio al proyecto universitario echó a la calle a tres destacados académicos con estudios de doctorado en el extranjero que por muchos años fueron pilares de la carrera de Economía y Finanzas, una de las mejor valoradas en la casa de estudios.

El tema por su carga explosiva acaparó la atención de los medios durante la semana, colocando a Elina Coral en el centro de este nuevo escándalo que ha sacudido a la UQROO desde sus cimientos, provocando un terremoto de reacciones por parte de catedráticos y alumnos que amenaza con ser devastador.

elina coral-2En su soberbia la Rectora utilizó los recursos más bajos para concretar su venganza sin anticipar el daño que recibiría, en primer lugar la máxima casa de estudios de la entidad, y en segundo su desprestigiada y conflictiva gestión.

Una falta administrativa, curiosamente denunciada por el “ciudadano” José Enrique Álvarez Yepez, fue el arma que utilizó Elina Coral para ejecutar una sentencia de despido contra los docentes investigadores Luis Fernando Cabrera Castellanos, René Lozano Cortés y Maribel Lozano Cortés.

Lo curioso es que el demandante, que según la Rectora adjuntó documentos probatorios de que los catedráticos en cuestión “mintieron” acerca de su grado de doctorado, es completamente fantasmal, ya que luego de realizar una exhaustiva búsqueda de sus antecedentes solo se logró identificar a un contratista con domicilio en el Distrito Federal con ese mismo nombre.

Vaya, al parecer el interesado ciudadano ni siquiera fue alumno de la Universidad de Quintana Roo.

Ni tarda ni perezosa –aunque estos adjetivos la describen a la perfección– Elina Coral accionó un juicio exprés con el Consejo Universitario para concretar la ignominia. No le importó que se demostrara, con documentos en mano, que los catedráticos acusados sí contaban con el doctorado, siendo la única falta el hecho de no haber validado sus estudios en México, lo cual si bien es necesario para ejercer, también es cierto que son las Universidades mismas quienes deben tener los controles necesarios al momento de contratar a su personal.
En este sentido, la UQROO y su representante, la “Maestra” Elina Coral Castilla, son igualmente responsables que los docentes acusados de esta negligencia.

Elina Coral logró su cometido y, con los votos a favor de un Consejo Universitario que en nada representa a la comunidad, despidió sin contemplaciones a los académicos.

El año pasado, la UQROO vivió un episodio con tintes similares en el caso de la doctora Christine Carton y el doctor Sadri Slim, los cuales venían de Europa y habían estado anteriormente en la Universidad de Ciudad Juárez. El doctor Sadri Slim dejó una carta pegada en su cubículo donde explicaba las razones por las cuales dejaba la universidad, señalando la extrema cerrazón de la rectora Elina Coral que nunca los recibió para atender algunos asuntos de carácter académico.

No obstante, poco tiempo después se supo que la razón verdadera de que estos profesores dejaran la universidad radicaba en problemas migratorios, ya que el doctor Sadri Slim presentaba un nombre en el pasaporte y otro en sus papeles de doctorado.

Desde ese momento se dieron cuenta que el filtro de recursos humanos para la contratación de personal no prestó atención a estos detalles, mostrando irregularidades en el proceso que pusieron en una situación vulnerable a los académicos, que en lugar de ser apoyados por la rectoría recibieron portazos en la nariz, provocando su auto exilio de la Universidad.

Atentando contra la propia UQROO, Elina Coral Castilla se ha deshecho de profesores investigadores con trayectoria y con amplio respaldo académico simplemente porque no son “manejables” y no se someten a su estilo dictatorial aprendido desde su formación partidista en el seno del PRI.

Elina Coral estaba al tanto de que la pareja Cabrera-Lozano mantenía mucha influencia entre el profesorado de la carrera de Economía y de la maestría en Sector Público. Pero René Lozano renunció a la dirección de la División para concentrarse en sus clases y tareas de investigación.

Obnubilada por una ceguera congénita, a Elina no le importó el costo político y académico que traería como consecuencia su acto de venganza, ya que en los tres años que lleva como Rectora la UQROO se ha desplomado en los rankings universitarios, donde incluso un estudio reciente del organismo norteamericano QS Top Universities la colocó entre las 10 peores de la nación. Una realidad que duele hasta en las entrañas.

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