Huellas
Carlos Torres
Novedades Chetumal
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Uno de los muchos pecados de omisión y comisión, cometidos por la extinta Secretaría de Cultura de Quintana Roo y por su despojo, la Subsecretaría de Cultura, fue haber despedido al escritor Toribio Cruz a principios del 2013, antes de la “reingeniería administrativa” y durante el “reinado” de Lilian Villanueva Chan.
Toribio Cruz murió el 16 de septiembre del 2015, asunto comentado puntualmente por Javier Chávez Ataxca, quien lamenta la poca importancia que la Subsecretaría de Cultura les da a los talleres literarios, en los que nuestro personaje tuvo una destacada actuación, al grado de conducir uno de éstos en el Centro de Reinserción Social de la capital quintanarroense, y otro en el del Centro de Internamiento para Jóvenes Infractores, también en Chetumal.
Es rumor extendido, que Toribio murió de depresión, ante el mal pago que obtuvo de las autoridades culturales, por su limpia y decidida, desinteresada entrega a la literatura.
Toribio Cruz González, fue profesor de educación secundaria, jefe del Departamento de Literatura de la otrora Secretaría de Cultura de Quintana Roo; vicepresidente de la Sociedad de Escritores de Quintana Roo; vocal de Literatura en el Programa de Estímulo a la Creación Artística. Se inició en el taller literario de Javier España; fue egresado de la Sociedad General de Escritores de México, y publicó Destiempos del sino, libro de cuentos, y E’ek Lu’un (Estrella en la tierra), noveleta; otras publicaciones de su obra pueden encontrarse en los medios y revistas de circulación nacional.
Recuerdo con especial intensidad, el viaje de regreso a Chetumal, que hice en el automóvil de Toribio, luego de participar ambos en un encuentro literario en Villahermosa, Tabasco, travesía en la que no paramos de hablar y que concluyó con la decisión de Toribio, de que ya éramos compadres tácitos, padrinos ambos sin duda, de la sagrada amistad.
En ese viaje, Toribio me dijo con la mayor naturalidad, que se había vuelto chamán, de lo cual da testimonio Lizbeth Peña en el número 9 de la segunda época de la revista Tropo a la Uña, publicado en octubre del 2015, donde también aparece un emotivo texto de Norma Quintana sobre Toribio. Ambas mujeres, resaltan el papel protector de Toribio, y cuenta Lizbeth Peña que Toribio también apadrinó al joven poeta Wildernaín Villegas en José María Morelos, y lo llevó al taller de Javier España. Wildernaín, por cierto, obtuvo el muy importante Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Indígenas 2008, convocado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes.
No obstante ello, la entonces Secretaría de Cultura no realizó ningún homenaje cuando murió Toribio, quizá temerosa y avergonzada por su felonía de correrlo, de modo que sólo una gélida esquela se dignó a publicar.
Pues bien, tal como indicó en su momento Javier Chávez Ataxca, a las autoridades culturales de la entidad no les interesa fomentar los talleres literarios, pero he aquí que una bella mujer, discípula de Toribio, fundó en noviembre del 2007, la Sala de Lectura Toribio Cruz, que dirige aplicando su tiempo libre, luego de su jornada laboral en la hoy Subsecretaría de Cultura de Quintana Roo.
La última vez que conversé con Toribio, fue precisamente en ocasión de un homenaje que dicha Sala de Lectura le hizo a este soldado cultural, en un el restaurante La Guisandera de Chetumal, en abril de 2015; es decir, unos pocos meses antes de que Toribio muriera, y ya notablemente enflaquecido por la soterrada depresión que lo llevó a la tumba, aunque entusiasmado por los talleres literarios que dirigía en diversos puntos del país, bajo la tutela del también desaparecido Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, que dio paso a la Secretaría de Cultura Federal en diciembre del 2015.
En esa ocasión del homenaje en La Guisandera, pude aquilatar el fino trabajo de Esther Delfín como mediadora de lectura, al escuchar la voz de una jovencita integrante de la mencionada Sala de Lectura, leyendo con extraordinaria vivacidad y encantadora entonación, uno de los textos de Toribio Cruz.
Quiero enfatizar que la actitud vital de Toribio Cruz, pervive en Esther Delfín, no sólo porque esta hermosa mujer le dio su nombre a la supradicha Sala de Lectura, sino porque ella, Esther, muestra la misma generosidad que distinguió a Toribio, rayana en la demencia —si consideramos que el egoísmo oportunista en el sello de nuestro tiempo—, al operar con sus propios recursos esa Sala de Lectura, apoyada sólo con donación de libros por la Secretaría de Cultura Federal.
Así pues, la magia de la literatura sigue trabajando la mente y el corazón de Esther, quien luego de darles alas a su hija y a su hijo, ahora se inscribió en un Instituto Tecnológico para estudiar una carrera, mientras avanza por la vida con su sonrisa por delante y la luz de sus ojos de semáforo venusino, que a veces tiene tonos verdes y otras azules, como ocurre con un personaje de Proust, que podría ser el propio Proust, cuando ve por primera vez los ojos de Gilberta Swann.
Quiero concluir estas líneas memoriosas, con palabras de Agustín Monsreal a propósito de Destiempos del sino:
“…con éste su primer libro (Toribio) no le tira a la fácil e intrascendente jactancia de escribir para meramente entretener y después si te leí ni me acuerdo; no, Toribio apunta más hacia lo profundo, a no pasar de largo por el surco amorosamente abierto sino a sembrar con buenos modos y mejor semilla la tierra de la literatura. De la cosecha habrá de hablarnos el tiempo, que es quien tiene siempre la última palabra.”
No sólo a nuestro querido Maestro Toribio hizo a un lado y destituyó la nefasta secretaria Lilian Villanueva, muchos artistas y creadores quedaron sin cobijo, incluyéndolo a usted. La única voz de la cultura para el exterior. Lo único que le importó y a lo que le apostó fue a su ballet, mafia de la secretaría comandada por su prima, que dicho sea de paso, cobraba más que nadie al tener aparte de su sueldo estatal , una percepción de Conaculta. Se quedará Gustavo Cruz y Carlos Ceballos? Espero que no porque lo único que hicieron fue llenarse los bolsillos junto con su titular.
Qué le espera a Quintana Roo en el renglón cultural en el futuro? Espero que siga usted denunciando las tropelías que se cometieron, con hombres y mujeres que dieron mucho y recibieron un portazo en la cara. Ojalá esta administración rescate a esas valerosas personas, artistas, creativos y administrativos, que una vez creyeron que dar lo mejor de si mismos, tendría una recompensa. Adelante Maestro Carlos
jajajajajajajajajajajajajajajajajajajaja
asi es.
la inútil de lilian villanueva. que solo beneficiaba a sus amigas y el ceballos, solo esa ahí por que confía plenamente en el ya que es hermano de su intima malena ceballos.. ahi seguiran el corrupto de cruz argueta que todo lo robado lo esconde en merida, sus casitas
todos los apoyos . industriarte por ejemplo eran para sus amigos, . lilian solo recibía las comisiones que le daba cruz argueta. comisiones por los bisnes facturas falsas. gastos inflados etc…entre cruz argueta y ceballos la chamaqueban.y le daban menos.
pero ahi siguen los mismos.. jenifer rangel. cruz argueta, el ceballos. etc.. y la infinidad de mediocres servidores que no saben y no les interesa hacer bien su trabajo en cultura.
para muestra como le están dando en la torre al museo. pintando un mural por un pintor que se dedica a hacer rotulos ese es el nivel de ignorancia de toda esa gente,hay que reconocer que hubieron algunos artistas que la mandaron al demonio. y nunca participaron en sus bisnes
¿Y van a permitir ese mural? ¿De quién fue la idea? ¿quién es el autor?
marranadas de un don juan como tantos que se inspiran para hacer algo bueno basados en muchas pendejadas