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Tormenta en la SESA

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El titular de la Secretaría de Salud de Quintana Roo, Juan Lorenzo Ortegón Pacheco, no siente lo duro sino lo tupido por a la crisis más dura que ha tenido que enfrentar en su gestión, donde la eficiencia y credibilidad de la dependencia que dirige está en entredicho.

En los últimos días el titular de Salud tuvo que lidiar con las duras y válidas críticas que recibió la SESA tras la muerte de un menor de dos años, deceso ocasionado por comer alimentos en mal estado en un expendio de Bacalar que funcionaba de manera irregular, violando los reglamentos de sanidad a simple vista.

La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), que a nivel estatal está bajo el mando de la SESA, fue omisa al no detectar las malas condiciones en las que operaba el expendio de pollos asados, por lo que el lamentable fallecimiento del menor fue una bomba de tiempo que les estalló en las manos.

Aún aturdido por la situación, el secretario de Salud reaccionó tardíamente emprendiendo una cacería de brujas a través de la Cofepris que en el transcurso de la semana cerró 11 locales de venta de comida tan sólo en Bacalar, queriendo solucionar en un santiamén la irresponsabilidad de años.

Y llueven las denuncias por actos de corrupción de los inspectores de la Cofepris que piden la mochada de rigor para hacerse de la vista gorda, permitiendo que los vendedores de alimentos eludan las verificaciones sanitarias con efectos devastadores para el consumidor.

Y mientras que la SESA está todavía en el proceso de control de daños provocados por esa gravísima omisión, un nuevo escándalo, esta vez de índole laboral y provocado al parecer por funcionarios menores de la dependencia, amenaza con convertirse en una bola de nieve que de no ser atendida podría poner a Ortegón Pacheco contra las cuerdas.

Porque alrededor de 50 trabajadores eventuales de la Jurisdicción Sanitaria Número 1, con sede en esta capital, denunciaron que la Secretaría les adeuda cuatro meses de trabajo y hasta el momento no les han dado respuesta. El jefe de la Jurisdicción, Francisco Lara Uscanga, solo atinó a prometerles que realizará las “gestiones” para su pago, esto luego de que los empleados amenazaran con demandar a la SESA.

No es un caso aislado, pues apenas hace dos semanas una manifestación de enfermeros suplentes del Hospital General dejó claro que administrativamente, las cosas no andan bien en Salud.

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