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¿Un mal necesario?

Por Laura Beytia Cardeña

Operadores-de-Autotransporte-Esta es la pregunta que me vino a la mente estando en el aeropuerto de Cancún esperando que fueran por mi y mis maletas, ya que pude ser testigo del acoso del que son objeto los turistas extranjeros y nacionales por parte de los trabajadores del volante que brindan el servicio de transporte terrestre de dicha terminal hacia el centro de la ciudad o a la zona hotelera.

Puedo decir con franqueza, que sentí hasta vergüenza por lo que ahí presencié, fue penoso darme cuenta del engaño hacia quienes nos visitan y hasta incómodo ser víctima de la pregunta insistente y recurrente: necesita transporte? Contemplé hasta la manera tan irónica de mofarse de quienes a duras penas comprendían lo que con tanta lata les cuestionaban en el idioma inglés, español y hasta en maya ante las carcajadas burlescas de quienes se dicen “prestadores de servicios turísticos”.

No suelo cuestionar dicho trabajo, ya que tengo familia y amigos que día a día salen desde tempranas horas a ganarse el pan para sus hijos detrás de un volante, critico el hecho de la forma en que específicamente en esta terminal tan importante no solo para el estado sino de hecho para el país, se lleven a cabo hechos tan denigrantes y que dan una pésima primera impresión a quienes arriban vía aérea.

Visitantes preocupados de no encontrar el sitio donde aparca el autobús y que les cobra un precio accesible y dichos transportistas empeñados en hacerles creer que NO existe otro medio de transporte en el aeropuerto más que sus unidades que además cobran precios exorbitantes para los traslados y se niegan a subir pasaje en un vehículo compacto si son mas de 3 pasajeros y se tiene más de 2 maletas de tamaño grande, por lo que coludidos con los que tienen a su cargo camionetas y vans insisten que tienen que tomar una unidad mucho más grande y por supuesto por el doble o triple de costo, para después repartirse la llamada “comisión” por haber logrado y no de muy buena manera que el turismo suba a una camioneta.

Observar dicho proceder me llevo a reflexionar si de verdad esa es la manera de brindar un buen servicio de transporte, si nadie puede evitar que el visitante sea abordado apenas bajando del avión, si no existe autoridad alguna que pueda establecer módulos para tal servicio informando de las opciones para transporte con las que cuenta la terminal aeroportuaria y que sea el mismo turista quien decida si utiliza dichos vehículos u opta por el camión, recalcando que en ocasiones vienen con gastos medidos y muy pocos pueden solventar el lujo de ir mas cómodos.

Cierto que todos tienen derecho a encontrar la manera de ganarse los anhelados dólares, eso no se discute pero también es cierto, que mentir, acosar y hasta molestar NO es la forma más adecuada, me quedé pensando que si yo que soy quintanarroense sentí indignación, molestia y hasta pena ajena, que cruzará por la mente de cada ciudadano extranjero al toparse con esto, porque le puedo asegurar que hubo más de tres que entre insultos y caras largas se resignaron a pagar cantidades ridículas y sumamente elevadas con el objetivo de por fin llegar a su hotel y poder descansar.

Siendo un estado cien por ciento turístico, cuyo gobierno gasta millones de pesos en su promoción y que trabaja a marchas forzadas para incrementar el número de visitantes durante todo el año, sería indispensable que se detuvieran a echar un ojo a lo que ocurre y se intentara a regular dicha actividad para beneficio de todos, no hay que olvidar que la mejor publicidad es la que nos hace el mismo turista de propia voz en su país y aquí va acorde la frase que reza: “Lo mejor, es decir siempre la verdad, a no ser que seas un estupendo mentiroso” y vaya que los que conocí en el aeropuerto, son excelentes y con maestría en el arte de engañar!

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