Con tu recuerdo nos basta Enrique
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Resulta harto difícil comprender algunas cosas de nuestra existencia: ¿Cómo controlarla? Así de plano, de forma directa, nadie puede intervenir; algo que con seguridad, con certeza, es innegable, desde el nacimiento… es la muerte. La única manera de inmortalizarnos puede ser a través de nuestra obra, de la eficacia de nuestro desempeño. Esa impotencia para intervenir entre los dos momentos –nacer y morir- es la que nos produce diversos cuestionamientos inevitables: los sentimientos de angustia, soledad, miedo a lo desconocido, rebeldía, duda o, simplemente, deseo de supervivencia. ¡Somos tan vulnerables!
Nuestro paisano, el escritor Carlos Fuentes (1929-2012), nos dejó como herencia está expresión: “Qué injusta, qué maldita, qué cabrona la muerte que no nos mata a nosotros sino a los que amamos”. La temporalidad en esa frase es íntegra, aplicable a los presentes, intachable. La relatividad de la existencia, mientras hay presencia no existe, ella toma lugar en nuestra ausencia. La vida es más solemne si tenemos su presencia delante, hace a nuestras vidas más fecunda y alegre, imprime a la vida otro nivel de importancia. Su presencia hace de los individuos seres fecundos y productivos.
En los momentos de hablar de ella, hagámoslo. ¿Será la muerte algo dolorosa, ingrata o placentera? Nos preguntamos este absurdo, ¿pero será un absurdo?, pues es algo natural, racional, irreversible, aunque quizá no del todo comprensible. Nadie ha retornado para explicarlo, para acercarnos a su comprensión, a todos toca su tiempo, su línea. Ya nos tocará, y aunque resulta difícil su concepción, también se nos hace espinoso y tembloroso, se no enchina la piel sólo de pensar en nuestra propia muerte.
¿Será inútil ponernos a pensar en estas cosas de la muerte? Estaremos perdiendo el tiempo, les estaremos llevando a reflexionar con esta lectura en tiempos perdidos, la inutilidad de la ausencia. Sólo estamos seguros de abandonar este espacio cuando la temporalidad se agote, no sabemos si es miedo o la intencionalidad de querer saber más de esta inalterable ausencia corporal. ¿Qué es la muerte? ¿Cómo será?
Quizá nos llama la atención de una manera significativa cuando vemos la partida de compañeros con menor edad, con mucho tiempo aún de vida, con muchas responsabilidades aún por cumplir. Resulta triste, insano, aunque mucho de ello va totalmente relacionado con los cuidados que le brindemos a nuestro corpóreo, no la evitaremos, pero no queremos verla en distancia tan corta entre el nacer y morir. ¿Quién decide esa partida?, nuestros propios descuidos, algún señalamiento preindicado, pero no por eso deja de ser difícil de comprender.
¿Será la muerte el ideal inalcanzable? Aquello diferente, hermoso, irrealizable, nuestros sueños, la belleza hecha ausencia. Por qué verla con pesimismo, si no la podemos frenar, ni alterar. ¿Para qué vivir en un mundo tan complejo y corrupto? ¿Por qué no verla con optimismo como la paz para esa alma abrumada?, para muchos es el descanso por la sufrida vivencia. ¿Será un simple viaje? ¿El nacer será la prolongación de la vida? ¿Qué tan cíclica puede ser esta relación entre nacer y morir? ¿Morimos tantas veces como nacemos en diferentes lugares de la tierra? ¿La vida después de la muerte podrá ser condicionada por la forma de vivir actualmente y mejora en la medida en que aprendemos a vivir de una mejor manera con los nuestros?
¿Riña en cárcel?
El reporte en poder de Viborianus por la riña de los internos de la cárcel de Cancún, entre las secciones, una conocida como Almoloya y la Sección I, durante un partido de fútbol, ayer domingo, al interior del penal; estima una participación de 450 internos en esa trifulca campal. Según el reporte, de alta confiabilidad, se descalabraron 49 de ellos. 21 fueron atendidos por médicos del CERESO y los 28 restantes fueron remitidos a diversos hospitales, custodiados por policías judiciales. Pasadas las 16 horas, ya habían regresado 10 internos, atendidos y suturados. Hasta las 17 horas, permanecían 17 hospitalizados, respetivamente custodiados. La riña pudo contenerse por la participación y el apoyo de los elementos del 64 batallón de infantería, Policía Federal, Policía Municipal y Policías Judiciales. En forma conjunta sumaron 160 elementos policiacos, para restaurar el orden. No se reporta algún muerto.
PD.- Nuestra solidaridad con la familia de Enrique Lizama Cornelio y las oraciones para su mejor descanso.
PD.- ¿Por qué no salir de esta vida como sale de un banquete el convidado harto? Lucrecio (99 AC-55 AC) Tito Lucrecio Caro. Poeta romano.
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