Columnistas

Los amarres de las dos alas

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La primera responsabilidad como gobernante y líder es invocar, robustecer e impulsar con orden y planificación lo mejor del patrimonio económico, social y cultural del pueblo para hacer realidad el proyecto de estado trazado por el gobernador quintanarroense, Carlos Joaquín González.

En Quintana Roo hay una meta definida por el interés de una entidad donde imperen la equidad con el bienestar social y político, el progreso con criterio económico. Ese es el deber ser Gobernador, tanto como lo es asumir la responsabilidad sin nada de presión a su lado.

Los grupos de derecha y de izquierda que acompañan en la encomienda al nuevo régimen de alternancia, en el seguimiento del comportamiento que han desplegado victoriosos en todo el territorio con estrategias políticas, esperan ser guiados por el actual gobernador del Estado.

Los dirigentes locales Juan Carlos Pallares Bueno, PAN y Jorge Aguilar Osorio, PRD, a dúo, invocan un llamado al mandatario estatal para que con inteligencia y diálogo encuentre soluciones con rango supremo desde la raíz del poder, hacia a dónde deben jalar.

Ese bipartidismo con el tutelaje contranatura fruto de la adopción de un liderazgo que pretende erigirse entre ambos caminos con ímpetus políticos electorales, invoca al jefe del Estado a que los “couchee” en la víspera de la contienda electoral del 2018. 

Como han dicho las cúpulas estatales de los partidos de marras, “el Gobernador es el Gobernador”, y esperan que dé el empujón con la estimación de los acuerdos para aferrarse a seguir en alianza para replicar el ímpetu triunfador, y así resistir con airosa dignidad en el arte de obediencia a quién últimamente ha tenido la última palabra.

Es propio del régimen establecer diálogos que permitan el cambio político y prolongar dominio sobre el proceso del poder, incluso más allá de lo que les correspondiera, ello en el contexto del resurgimiento de una nueva mayoría con legitimidad electoral.

Fue la experiencia del pasado que refleja aún en la reconstrucción de una alianza vencedora con vestigios yuxtapuestos encontrados y otras normas otorgadas para tratar de perpetuar el asido triunfal de las dos alas.

Tanto Pallares Bueno como Aguilar Osorio reconocieron la injerencia del Gobernador Carlos Joaquín González, en los acuerdos y decisiones que se tomen entre ambos partidos.

“Lo reconocemos abiertamente: el Gobernador es el Gobernador, efectivamente tiene injerencias, y nos sentaremos a negociar con él, a platicar con él”, -de ese jaez, azas, aseguró el líder perredista Jorge Aguilar Osorio.

El dirigente panista Juan Carlos Pallares Bueno, en el mismo ítem, indicó que hay condiciones políticas particulares para la elección del 2018, ya que por primera vez en el Estado existe un gobierno no priista, y temas como la paridad de género, la reelección y las once candidaturas a igual número de Ayuntamientos, asuntos en los cuales “se sentarán a negociar con el gobernador del Estado”, externó.

En la entidad de hoy se observan diversos ideales políticos en un gobierno heredero de una propuesta sustentada en el respaldo popular, por lo que se puede desligar de las banderías que lo propusieron para poderse aliar con los demás como jefe político del Estado, más para enarbolar la bandera de los quintanarroenses en todo lo alto.

Una primera muestra de esos ideales fue la del poder popular, Vox Populi, Vox Dei, con la aprobación con el voto en las urnas que fueron investidas todas con el carácter esperanzador del cambio y para el evidente reforzamiento de las instituciones hacia el progreso de Quintana Roo y su gente.

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