Mujeres tejen su historia
Mary Ortega Ruiz
Las mujeres de un psicópata son enfermas y víctimas que buscan a un agresor y con este concepto investigamos su despertar. Al contar su historia real —con nombres ficticios— decidieron sanar sus heridas. Estas mujeres valientes decidieron amarse; ahora, remiendan los dolores de su corazón y con retazos de telas nuevas narran su historia de guerreras victoriosas. ¿Usted dónde las clasificaría?
“Mi nombre es Verónica y esta es la historia que cambió mi vida”:
La cuarta amante fue más allá de mis límites: se paseaba con mi marido en restaurantes y eventos públicos, caminaban de la mano y se veían felices; tanto la quería que dejó a las tres amantes que tenía, y no salía de la casa de ella, sin embargo no me dolía la infidelidad sino que nos doblaba la edad; era una mujer madura pero muy bella, esbelta, con hermoso cuerpo de gimnasio, con carro, casas, hijos adultos, viuda y sobre todo enamorada de mi esposo.
En ese tiempo llegó del extranjero el primo de mi marido, pero lo dejaba solo en casa con el pretexto de tener mucho trabajo, no lo atendía y yo en venganza lo emborraché y me acosté con él, aprovechando que estábamos solos. Después de quedar embarazada un día de tantos, que llegó borracho mi esposo, le hice creer que tuvimos relaciones para justificar mi embarazo.
Cuando se enteró, al principio se enojó mucho porque dijo que él sólo quería el divorcio, no un hijo más, le reclamé que porqué andaba con una anciana y dijo “ella si es mujer, no una marrana como tú”.
Ese día exploté, y en cuanto pude le rompí el celular y le aventé su ropa a la calle, lo agredí cuánto pude, diciéndole que se largue pero jamás le daría el divorcio, me pegó con su cinturón, me insultó delante de las niñas. Y se fue a vivir con esa mujer. Viajaban mucho, porque se quedó sin trabajo y no contestaba mis llamadas, ni mensaje, ni siquiera le preocupaban sus dos hijas.
Me aferré al cigarro y al alcohol, el primo nunca supo que me embarazó porque se regresó al extranjero y entonces empecé a enviarle correos electrónicos a mi esposo, diciéndole que era niño su hijo, que piense en sus hijas, que lo perdonaba si prometía nunca jamás volver con esa mujer.
Le inventé que esa mujer tenía amantes y le veía la cara, en eso lo despidieron en su trabajo directivo y entró a otro empleo mejor pagado. Lo mejor de todo es que algo vio en esa mujer que regresó conmigo, me pidió perdón y se portó como el esposo más amoroso que nunca había sido.
Cuando nació el niño de ojos azules y rubio, aunque pequeño por mi tabaquismo, mi marido cayó a mis pies, pues creyó que era igualito a su familia, quedó loco con el bebé, dejó de salir en las noches, ya estaba más tiempo en casa; pero yo me iba al casino con mis amigas y llegaba en la madrugada totalmente alcoholizada, él sólo me usaba por las mañanas para depositar su esperma no sin antes asegurarse que estuviera tomando anticonceptivos.
Pero poco me duró el gusto, antes del año del niño, él se la pasaba mandando mensaje a su amante y cada vez que podía se escapaba hasta con él bebé para ir a verla. Si bien estaba loco con la paternidad, también estaba loco por esa mujer, que parecía embrujarlo con sólo verlo, jamás lo vi tan enamorado, ni siquiera conmigo cuando yo estaba flaca y joven…
Así pasaron dos años y él buscaba el modo para irse a casa de la amante, aunque fuera domingo ya no ponía el pretexto del trabajo simplemente se iba directo a su casa y yo atrás de él cargando a los tres niños para ablandarle el corazón.
Le amenazaba con estrellar el carro en esa casa para matar a sus hijos. Le decía que si no se iba con nosotros le votaría sus cosas a la calle y sí, luego de tener sexo con ella salía y se quedaba en casa con sus hijos. No sin antes amenazarme que si seguía persiguiéndolo me quitaría a mis hijos y me votaría a la calle para quedarse con esa mujer.
Un día en lugar de salir él de la casa de la mujer, salió ella y me dijo: “¿Qué te pasa mujercita, no entiendes que él me ama y tú le estorbas; no entiendes que tú le lavas la ropa y yo se la quitó?… Tú puedes tener 20 hijos con él, pero jamás lograrás que te amé como a mí”.
En ese momento manejé como loca aunque llevaba a mis hijos y llegando a casa empaqué todas sus cosas de él y las voté a la calle. Él llegó sin decir nada subió sus cosas a su carro y se fue a vivir con esa mujer.
Yo estaba más que furiosa, me quería suicidar o matarlos, pero mi familia y amigas me aconsejaron que mejor le diera el divorcio y viviera de su pensión con otro. No lo hice por joderle la vida, ya no lo quería pero no sabía cómo vengarme de tanta humillación, las borracheras que me ponía en el casino, no eran suficientes y la mayoría de las veces perdía todo mi dinero, hasta empeñar mis joyas con tal de seguir jugando __Un día me atreví a contratar a un gigoló me cobró dos mil pesos, por hacerme el favor pero como yo estaba demasiado obesa y triste era el único modo de tener sexo.
De tanto buscar, amanecer con desconocidos y al otro día no acordarme de nada. Una vez más, quedé embarazada y sin marido en casa, no tuve más opción que acosar a mi marido para que regrese y obligaba a mi hijita de 10 años a llamarlo, para decirle que tenía miedo, porque yo estaba alcoholizada y los amenazaba con matarlos por culpa de su papá, que fuera a casa, que tenían hambre.
Y si iba, me encontraba votada en mi vómito o a veces no estaba ebria y yo me le votaba encima diciéndole que me urgía me haga el amor, le cocinaba sus comidas favoritas y me ponía lencería para que él viera que lo amaba, hasta que un día se emborrachó y volvió a creer que me embarazó.
Ya con cuatro hijos, dos niñas y dos niños, y encargarme de hablar mal de esa señora, difamándola con chismes, que era prostituta, que era ninfómana y tantas cosas más, él empezó a dudar de ella y la dejó. Obviamente luego de creer que yo tendría su cuarto hijo.
Pero de nada me sirvió que él regrese a casa, porque se volvió más alcohólico, la buscaba, le mandaba flores, pasaba miles de veces por su calle, hasta que la convencía de volver con él. Aunque fuera por ratos.
Un buen día dijo: “Quiero que abortes ese hijo, yo no creo que sea mío por una vez que te cogí y no quiero seguir contigo, quiero el divorcio para irme con el amor de mi vida, quiero a mis hijos pero a ella la adoro, no me importa que digan que es prostituta para mí es la mujer que necesito…”
Para mi mala suerte, el cuarto niño salió moreno y mientras yo estaba en el hospital pariendo, mi esposo pasó la noche con esa mujer _ Cuándo vio al niño moreno, dijo no es mío, si los tres son güeros yo le dije: “si dudas paga la prueba de paternidad, tengo familia morena por eso salió así”, nunca quiso a este bebé morenito y volcó todo su amor de padre al niño rubio de ojos azules, que tampoco era de él.- Ya ni a las niñas quería como al hijo de su primo.
Aun así un día llegó a empacar su ropa y se volvió a ir a vivir con esa mujer, le rentó un departamento y viajaba la mayor parte del tiempo.
Así pasaron los meses y volvió tres noches por semana a cuidar a sus hijos, porque yo le decía que si no iba los dejaba solos, porque me iba al casino, mientras él se quedaba sólo con los niños, yo le mandaba mensajes a esa mujer diciéndole que él me seguía amando y que dormía conmigo, aunque en realidad no quería ni verme.
Esa mujer un día decidió dejarlo para seguir viviendo sola, ya estaba harta de mis chismes, amenazas, mentiras y acoso, él al verse solo, regresó con una de las primeras amantes y además buscó a otra, una mujer horrible, prostituta, obesa, chaparra, borracha, mal hablada, arrabalera pero le ofreció ganar mucho dinero en un supuesto trabajo. Al final las dejó y terminó peleado con ellas, con tal de volver con la mujer anciana que él amaba tanto.
Logró vivir de nuevo junto a ella, pero yo tenía embargos y demandas judiciales por pedir dinero prestado y pagarés en el casino, cuando mi aún esposo se enteró, me obligó a firmar el divorcio y aceptar 500 mensuales de pensión, con la condición de pagar la deuda y no ir a la cárcel. Me sentí perdida, pero mi odio aumentó sobre todo por ella que siempre lograba que él regrese y sobre todo que tenía un cuerpo mejor que una de 20.
Al final me vi, divorciada, obesa, con vicios, con cuatro hijos y sin marido, me dominaba el odio y la sed de venganza y empecé a mandar a los niños a insultar a su papá cada vez que pasábamos por su casa y le hice la vida de cuadritos a la feliz pareja. Esta historia continuará…
Agradezco las historias que he recopilado a través de hombres y mujeres que han decidido romper el silencio y buscar ayuda para librarse de una relación tóxica que ha causado en muchas ocasiones, suicidios, adicciones y sobre todo dolor… Escríbeme en infinito_1963@yahoo.com.mx
Maaaaaadres, que fuerte y crudo.
COMO QUIEN DICE FUE CONC2BIDA SIN PECADO…AJÁ…MUY BIEN…