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Novedades Chetumal
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La batalla por la alcaldía capitalina de Othón P. Blanco siempre ha sido cosa de priistas a partir de 1975, cuando se efectúa el primer proceso electoral. Desde entonces el PRI ha dominado sin enfrentar oposición amenazante, aunque en algunos episodios el PAN ha lanzado candidatos aceptablemente competitivos.
Rumbo al proceso local de 2016 el escenario es similar, y excesivamente cómodo para un priismo que puede darse el lujo de enviar al candidato con escaso poder de convocatoria, pese al voluminoso expediente heredado por ex alcaldes que han carcomido las entrañas del Ayuntamiento, disminuyendo su capacidad de reacción.
Por más que alguien intente equilibrar los nombres de aspirantes, se imponen los del PRI que han sido mencionados desde hace meses, quedando descartado Angel Rivero Palomo porque será el próximo Rector de la Universidad de Quintana Roo (UQROO).
Sobresale Pedro Flota Alcocer, Presidente de la Gran Comisión del Congreso, quien a fuerza de insistir puede obtener la mano de tan esquiva dama. Pero la lista de aspirantes en el PRI es extensa, y ninguno puede cantar victoria porque esto se define hasta que cae el último out.
Cuesta trabajo mencionar el nombre de un sólo aspirante de la oposición, ya que el PAN lanzó a la guerra a dos de sus principales figuras: Mario Rivero Leal y José Hadad Estéfano, quien renunció al PAN en pleno proceso del siete de junio pasado, desalentado por la falta de democracia.
Tampoco es posible ubicar a un solo perredista capaz de inquietar a los priistas, quienes llegado el momento pueden desarrollar su proceso de selección de candidato en un ambiente de somnolencia, seguros de aplastar en la contienda local de 2016.
Llama la atención la nula competencia a nivel local, ya que la única amenaza proviene de figuras como Andrés Manuel López Obrador, quien elevó el porcentaje de votación de los tres candidatos de Morena a diputados federales.
Lo más interesante es el comportamiento del chetumaleño que simpatiza con dos o tres aspirantes, sin incluir a una sola figura de partidos ajenos al PRI. Vaya que esta capital está anclada en la década de los 80, con una oposición incapaz de entusiasmar a un elevado porcentaje de ciudadanos que desea otras opciones competitivas.
