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Atentado contra la Laguna de los Siete Colores

Bacalar, 4 septiembre

La mañana de este jueves, maquinaria pesada fue sorprendida realizando maniobras en la parte baja de un predio a orillas de la Laguna de los Siete Colores, lo que causó indignación entre quienes presenciaron los trabajos.

El predio está ubicado sobre la avenida Costera Sur, entre 14 y 16, a un costado del balneario municipal “Aserradero”, donde por espacio de varias horas, un enorme trascabo retiró material de la orilla de la Laguna, rebajando el nivel para el probable atraco de embarcaciones, según estimaron los presentes.

La falta de mano firme de las autoridades ambientales, entre las que se encuentra la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), es lo que alienta que los particulares utilicen la Laguna de los Siete Colores como si fuera de su propiedad, enfatizaron los mismos bacalarenses que atestiguaron la acción.

Intereses económicos 

David Martínez Sánchez, presidente de la Asociación de Hoteles y Restaurantes de Bacalar,lamentó que las autoridades utilicen las leyes de protección a su antojo, para frenar a unos y sacarles dinero a otros, prostituyendo el medio ambiente por intereses económicos o políticos, dijo el indignado empresario.

Indicó que el sector empresarial de Bacalar, en pleno respeto a la riqueza natural con que cuentan, se han adaptado a los requerimientos de las autoridades ambientales que, aunque es un freno a la actividad que desarrollan, también resulta necesario para mantener un equilibrio ecológico en el ecosistema lagunar. Pero con acciones de este tipo, se van a la basura.

Martínez Sánchez, denunció en el año 2013, ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa), el relleno que un particular realizó en la laguna.

Sin embargo, los trabajos concluyeron sin intervención de las autoridades ambientales y para darle seguimiento a su denuncia, la misma instancia le sugirió acudir a la ciudad de Cancún.

La enorme barda que incluso obstruye la visibilidad y la circulación del agua de la zona, continúa como monumento a la impunidad, según lo califican los propios bacalarenses.

Javier Ortiz (Novedades Chetumal)

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