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Pena Capital

Javier Chávez
Novedades Chetumal
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Me parece infame el golpeteo a Jacobo Zabludovsky, quien ya no puede defenderse y tuvo tiempo de arrepentirse de sus pecados como conductor estelar de noticieros en Televisa.

Si muchos tuviesen la oportunidad de navegar en el tiempo para conducir el noticiero y dar la noticia de la matanza estudiantil aquel doloroso dos de octubre de 1968, difícilmente estos que agreden en las redes habrían hecho algo diferente, porque el presidencialismo era aplastante y desafiarlo era firmar una sentencia de muerte sexenal, cuando menos.

Me quedo con sus tremendos aciertos como riguroso periodista, y con el supremo periodista que narró el dantesco temblor del 19 de septiembre de 1985 en la ciudad de México, con sus cientos de victimas.

Por cierto, Jacobo no estudió periodismo en las aulas y se formó en el campo de batalla, a cielo abierto y en las catacumbas de las redacciones donde llueve el periodismo que tanto nos apasiona.

No se vale que los pecados de muchos mexicanos que temblaron y se rindieron ante el presidente Gustavo Díaz Ordaz sean endosados a un periodista influyente, pero tan odiado por muchos.

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