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¿El fin de Remberto?

Chetumal, 3 de junio
Anwar Moguel

Desde este martes el tucán cancunense, Remberto Estrada Barba, candidato de la alianza PVEM-PRI a la diputación federal del tercer Distrito puso fin, a su campaña en un evento que guardó toda las formas del estilo Tricolor, con cientos y cientos de acarreados incluidos y ese aire de triunfalismo adelantado en un campo de batalla donde la victoria no está definida para ningún bando.

Ese evento, más que el fin de campaña, podría ser no solo el fin del proselitismo, sino el fin absoluto de la carrera política de este júnior convertido en político, que tiene su mira puesta en la presidencia municipal del polo turístico en 2016, esa misma que los verdes ya sienten en la bolsa causando recelo y controversia en el seno del priismo local.

Porque el reto de Remberto Estrada será superar en las urnas a la perredista Iris Mora Vallejo, que goza de gran respaldo ciudadano gracias a la popularidad ganada como seleccionada nacional de futbol femenil.

REMBERTO ESTRADA 7Si la suerte no le favorece y las miles de despensas, boletos de cine y paquetes escolares repartidas por su partido de forma ilegal no son suficientes para convencer a los electores, el joven aprendiz de político no solo perdería la diputación, sino que los castillos construidos en el aire donde se ve como el único y seguro sucesor de Paul Carrillo en el Ayuntamiento de Cancún se caerían en pedazos.

Por eso, Remberto se ha aplicado en serio, y aún así parece no ser suficiente para borrar su imagen de júnior fiestero, amante de la buena vida, de las buenas viandas y las buenas bebidas.

Como regidor fue nulo. Como diputado local invisible, limitándose a alzar la mano cuando el entonces líder del Congreso, José Luis “Chanito” Toledo, se lo indicaba. Como dirigente del Partido Verde, tampoco ha destacado –ninguno de ese partido lo ha hecho- y simplemente sigue las indicaciones del dueño del circo, Jorge Emilio González Martínez.

Para disimular sus muchas imperfecciones, el candidato en campaña usa diariamente su disfraz de político. Cambió las camisas exclusivas de moda y los pantalones de diseñador por la sobria guayabera blanca y las polos con logos de la alianza partidista. Cambió su lenguaje y su acento característico de clase alta por palabras que nunca en su vida ha conocido, como “necesidad”, “pobreza”, “honestidad” y “trabajo”, entre otras.

Todavía no aprende a hablar en público, pero se esfuerza en tomar el micrófono en sus mítines y proferir dos o tres oraciones en secuencia. Un esfuerzo que espera que la sociedad le reconozca con el voto a su favor.

remberto 43De política no sabe mucho, pero sí lo suficiente como para darse cuenta que es mejor negocio que el imperio de transportes de su padre, y que no importa ni tu trayectoria, ni tu capacidad como político, sino quien es tu padrino. El de él, otro de su misma estirpe: Jorge Emilio González Martínez, el “Niño Verde”.

De no ser por la poderosa estructura del PRI al servicio del Verde en Quintana Roo rendida a sus pies gracias a acuerdos cupulares, Remberto no tendría la menor oportunidad, sin embargo la eficiente maquinaria que lo arropa lo mantiene en un duelo de poder a poder con Iris Mora.

Los priistas saben que le están allanando el camino hacia la presidencia municipal de Cancún, cosa que tiene a muchos aspirantes del Tricolor descontentos y trabajando en contra del proyecto del Verde en lo oscurito, para evitar jalones de oreja.

La moneda está en el aire para Remberto Estrada, en un juego de azar de todo o nada. Si los dioses lo favorecen, tendrá un pie y medio en el Palacio Municipal a un año de distancia de las elecciones locales. Pero si pierde, hasta aquí llegó.

PoliticaQR

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