Bacalar, 15 de enero
Juan Juárez Mauss
El museo del Fuerte de San Felipe Bacalar, emblema de este municipio de Quintana Roo, se encuentra en condiciones nada agradables para los visitantes que acuden a conocer parte de la historia de este remoto lugar de México.
A pesar de que la Subsecretaría de Cultura, oficina dependiente de la Secretaría de Educación de Quintana Roo, cobra la cantidad de 31 pesos por concepto de cuota por entrada para adultos y la mitad de esta cantidad para niños, el dinero que se recauda no se ve que se esté aplicando al mantenimiento del inmueble.
Es sencillo darse cuenta de esto ante la gran cantidad de hierba y arbustos que está creciendo, tanto en sus murallas como en el foso que rodea a este fortificación española.
Pero no solo el exterior del baluarte presenta este panorama, también parte de la escalinata para acceder de la parte baja hasta la punta del cerro en donde se encuentra muestra el olvido de las autoridades de la Subsecretaría de Cultura. Por si fuera poco, parte del sistema de iluminación no funciona por razones desconocidas.
Esto es lo que observan visitantes extranjeros, nacionales y locales que llegan a este majestuoso monumento español, que poco a poco empieza a deteriorase, sin que él o los responsables hagan algo para evitarlo.
Y no puede la Secretaría de Educación y Cultura buscar algún culpable, pues la responsabilidad del mantenimiento es solo suya, ya que ni el ayuntamiento local ni la delegación del Instituto Nacional de Antropología e Historia tienen vela en este entierro.