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El gran escape de Mario Villanueva

Perseguido y acorralado por implacables y perrunos policías federales concentrados en su cacería, el exgobernador Mario Villanueva Madrid escapó en Mérida al día siguiente de entregar su último informe al Congreso del Estado, iniciando el sufrido recorrido que ningún político de nuestro tiempo puede contar de viva voz.

El chetumaleño nos cuenta el episodio nebuloso en Diálogos con Mario Villanueva por Radio Maya Internacional, cuyo timonel Francisco Ramírez me dio la oportunidad de efectuar este lunes la entrevista transformada en conversación, confesiones y torrente de emociones, miedos y angustias contenidas en un ser humano que ha pasado casi la tercera parte de su vida sin paladear la libertad.

La escapatoria de Villanueva no fue premeditada, sino que se dio de manera casual, como a quien se le ocurre de golpe ir a un Oxxo por una Coca Cola.

El episodio es una escena de película, porque a golpe de inspiración lanzó un señuelo a los policías encargados de vigilarlo en el encuentro con su amigo y gobernador priista Víctor Cervera Pacheco, ya que persiguieron una Suburban blanca con vidrios polarizados puesta a su servicio por el mandatario yucateco y jamás imaginaron que poco después Villanueva saldría en un Volkswagen, aprovechando un aventón que le dio un tipo amigable de la ayudantía de Cervera Pacheco.

Víctor Cervera Pacheco

Villanueva fue abrigado en esas horas amargas por Don José, un yucateco humilde que le dio posada en una vieja hacienda derruida, ubicada a quince minutos de Mérida. Todo lo revelado por el exgobernador es un testimonio sorprendente que nos muestra la lucha en desventaja de un hombre contra toda la maquinaria del gobierno federal, bajo el mandato del Presidente Ernesto Zedillo.

«Fue el momento más doloroso de mi vida a partir de ahí. Desde ese día– y ahorita se me enchinó el cuerito– perdí todo contacto con mi familia. La acosaron también y ya no pudieron comunicarse conmigo mi esposa y mis hijos. Volví a saber de ellos dos años después. Imagínense».

Parte de lo que dice Villanueva:

«Fue muy doloroso, fue mucho sufrimiento. No sabes si te quieren agarrar para matarte. Y sí, lloré muchas veces la tristeza de no saber de mi familia Sí, muchas veces me salían las lágrimas, sentía la ansiedad».

Mario Villanueva rindió su último informe el 26 de marzo de 1999 en el Centro Social Bellavista. Entonces sabía como los romanos que su suerte estaba echada.

El exgobernador chetumaleño permanece en prisión domiciliaria en Residencial Andara, tan cerca y tan lejos de su íntimo y querido rancho El Mostrenco.

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