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El INE no se deja sentir

Golpe de Mazo
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Su labor de parto generó expectativas de fábula, pero con el paso de los días los primeros pasos del Instituto Nacional Electoral (INE) no han enviado un mensaje de parte aguas en la conducción de la contienda electoral que está en marcha, y que tendrá sus episodios más intensos.

Porque todos los consejeros electorales están borrados del mapa, con actividades ajenas a los potenciales votantes y sin que nos convenzan de la contundencia de sus acciones para evitar, por ejemplo, que los candidatos tiren la casa por la ventana incluso antes de saltar al terreno de juego, violando los topes a gastos de campaña con apariencia de espantapájaros al descubierto.

La Junta Local del INE está borrada de escena, y de su burocracia y consejeros no hay la menor pista y tan sólo se sabe que la sede se ubica en la capital del estado. Lo mismo ocurre con la burocracia y consejeros de los Consejos Distritales, quienes no se han acercado a los medios de comunicación para narrar sus actividades calendarizadas.

Con este balance, nos ha quedado a deber este salto al vacío de un INE con mayores atribuciones que reemplazó al Instituto Federal Electoral (IFE), altamente confiable en la década de los 90 y que fue minado por la lepra partidista, cuyos intereses mezquinos nos entregaron un IFE hundido en el fango de la mala fama.

Con el sepultado IFE los topes a gastos de campaña eran burlados sistemáticamente por los partidos más pudientes, reportando gastos de caricatura que eran aceptados a ciegas por el árbitro federal. Y ahora no hay garantías de un cambio radical en el tratamiento de ese mal que eleva hasta la estratósfera los gastos electorales.

El error de nuestros políticos consistió en atribuir a los órganos electorales estatales todos los pecados posibles – y claro que muchos de ellos fueron especialidad de la casa–, presentando al nuevo INE como un dechado de virtudes y efectividad a manos llenas.

Esperemos que el cambio de IFE a INE no haya sido una manita de gato a la fachada, dejando intacta la maquinaria del desprestigio, incapaz de meter en cintura a esos partidos que tiran la casa por la ventana, seguros de salirse de nuevo con la suya.

Y el INE tiene un enorme problema en materia de comunicación con Quintana Roo, alimentando dudas en cuanto a su desempeño. Y su primera tarea consiste en dar a conocer a todos sus consejeros, ya que la confiabilidad no se construye en las sombras del anonimato.

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