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El PAN se desmorona

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Para nadie era un secreto la triste noticia que dio a conocer el Instituto Nacional Electoral (INE) recientemente, donde expuso el estado crítico del PAN a nivel nacional que sufre de una anemia de militantes que lo mantiene al borde de la pérdida de su registro como partido político.

Luego de ocupar la presidencia del país por 12 años, se esperaría que el partido blanquiazul fuera al menos la segunda fuerza política, sin embargo la crisis interna que se vivió luego de las desastrosas elecciones del 2012 provocó una desbandada que mantiene al partido en terapia intensiva.

En Quintana Roo no es la excepción, pues el panismo al paso que va está en vías de desaparecer. Para muestra un botón: en el municipio capitalino cuentan solo con 394 militantes “activos”, lo que representa el 0.16 por ciento del total de la población del municipio.

En el otro municipio sureño, Bacalar, el PAN ni siquiera existe y han tenido que improvisar candidatos a ocupar los puestos para regidurías.

De hecho el INE lanzó otro dato demoledor, al comprobar que los tres partidos recién nacidos, entre ellos el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) fundado por el dos veces candidato presidencial Andrés Manuel López Obrador, cuentan con mayor militancia y respaldo ciudadano que el blanquiazul.

Una vez más ese dato corresponde a la realidad en nuestra capital, donde Morena cuenta con un registro de unos mil 500 afiliados al partido, cuatro veces más que el PAN.

Pese a todo, los aspirantes a dirigir el PAN en el municipio de Othón P. Blanco aseguran que el blanquiazul no está desahuciado, que todavía respira y que todavía tiene posibilidades de recuperarse, aunque se ve difícil.

El regidor capitalino y candidato al puesto, Fernando Zelaya Espinoza, señaló que el reto inmediato del panismo es aumentar la afiliación, ya que se vio obligado a reconocer que tras el fracaso de las pasadas elecciones federales hubo una desbandada de panistas que, decepcionados, abandonaron el barco en pleno hundimiento.

El mayor temor del debilitado PAN es que con los tres recién nacidos partidos, que parecen gozar de excelente salud desde que vieron la luz, más militantes decidan dejar al partido para sumarse a las nuevas organizaciones donde podrían tener mejores oportunidades de crecer políticamente.

Y ese temor está bien justificado, ya que de no incrementar el número de afiliados a nivel nacional podríamos estar contemplando el final de uno de los partidos históricamente más fuertes en el país, que no en Quintana Roo.

Porque a nivel local el PAN nunca ha pesado, y las pocas posiciones que han logrado ganar han sido oportunidades desperdiciadas para fortalecer al moribundo partido.

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