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Novedades Chetumal
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La nueva Legislatura comandada por el panista Eduardo Martínez Arcila se está convirtiendo en el brazo ejecutor para acotar el poder de los funcionarios heredados del gobierno de Roberto Borge, a pesar de los intentos de “blindar” a estos elementos que están en la mira, aunque han hecho todo lo posible por congraciarse con el nuevo mandamás.
Este martes los diputados de la autoproclamada “nueva mayoría” presentaron una iniciativa para debilitar al presidente del Poder Judicial, el cozumeleño Fidel Villanueva Rivero, quien tomó el poder por asalto en el 2011 tras un corto tiempo como Magistrado gracias a una orden de Roberto Borge Angulo.
Antes de abandonar la gubernatura, Borge maniobró para que Fidel Villanueva fuera reelecto antes de tiempo por un periodo de seis años que culmina hasta 2020, y con la posibilidad abierta de una nueva reelección.
Pero desde el Congreso se gestó la primera estocada a manera de mensaje contra el aún titular del Poder Judicial, con esta iniciativa que no solo recorta la duración del cargo de seis a cinco años, sino que además le cierra la puerta a una reelección.
Si Fidel Villanueva es buen entendedor, sabrá que no es una persona grata para el gobierno actual, que no le perdona la afrenta de haber sido un porrista de Mauricio Góngora Escalante –candidato priista a la gubernatura– en las pasadas elecciones, corrompiendo su investidura para ubicarse como un descarado promotor de esa fallida candidatura.
El mensaje dirigido a Fidel Villanueva es clarísimo, y tiene que comprender que su tiempo se agotó en esa posición privilegiada que hundió en el deshonor. Recordemos que injustamente fue desalojado otro titular del Poder Judicial: Joaquín González Castro, quien decidió evitar la tensa convivencia al inicio del período de Joaquín Hendricks Díaz.
Pero Joaquín González Castro tomó la iniciativa, y su salida dejó a la deriva la eficaz defensa de nuestro territorio arrebatado por Campeche, ya que Joaquín Hendricks dio los primeros pasos para perder ese litigio que no es cosa menos, ya que hablamos de 4 mil 800 kilómetros cuadrados que ya tiene Campeche en su poder.
Y la salida de Fidel Villanueva es un reclamo contundente que debe ser atendido por él, tarde o temprano.
