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Golondrinas a la Canirac

Golpe de Mazo
Novedades Chetumal
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Tenía que pasar tarde o temprano. La representación de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) en Chetumal, quedó oficialmente extinta luego de que la directiva central del propio organismo tomara la decisión de desaparecerla porque en los últimos años no cumplió con los resultados esperados.

Fue el propio dirigente de la Canirac en el sur del estado, Eduardo Pérez Castañeda, quien dio a conocer a sus agremiados y a las autoridades gubernamentales la desaparición de esta organización de empresarios, culpando del hecho a la crisis económica del sur.

Y no le falta razón, aunque los dirigentes empresariales locales padecen en general de una miopía selectiva que les impide ver el panorama completo y realizar una autocrítica de sus propias organizaciones que hace muchísimo tiempo dejaron de ser útiles para los agremiados, más no para los líderes.

Porque las cámaras empresariales, las organizaciones de distintos oficios y hasta los colegios de profesionistas que se fundan en Chetumal con el falso discurso de procurar el bienestar de los afiliados, sean del ramo que sean, tienen como común denominador la búsqueda de influencia y poder político, para servir a los intereses personales de unos cuantos.

calderitasCiertamente el sector restaurantero ha sido uno de los más golpeados en el sur del estado, pero no es la crisis el único factor, sino también la mala calidad del servicio que muchos proveen, la nula inversión y la falta de innovación en una zona que tanto reclama inversiones.

Pero en los últimos años quienes han dirigido la Canirac se limitaban a lamentar el triste destino de los restauranteros, pero sin propuestas de mejora o acciones contundentes. Las promesas de capacitación, de gestionar apoyos para créditos a bajo costo que les permitiera una mayor inversión, o de obtener estímulos fiscales, se quedaron solo en palabras.

Por ese motivo, aquellos agremiados que no se dieron de baja por la quiebra de sus negocios, lo hicieron porque no había beneficio alguno en pagar una cuota para pertenecer a una cámara que cumplía un papel meramente decorativo.

Pocos derramarán lágrimas de desconsuelo por la Canirac, entre ellos su dirigente, Eduardo Pérez Castañeda, quien ante la debacle de su propio negocio tenía todas sus esperanzas en utilizar la dirigencia de la Cámara para dar el salto a la política, como muchos de los líderes empresariales del sur han hecho en el pasado.

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