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Golpe infame al Procurador

Golpe de Mazo

Novedades Chetumal
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Con una trayectoria intachable y al frente de una de las posiciones más complicadas en todo gobierno, el Procurador de Justicia, Gaspar Armando García Torres, en un video que circula en la red ha sido señalado como pieza clave al servicio del narco, quedando la impresión de que el abogado chetumaleño enfrenta el famoso “calumnia, que algo queda”.

taxista ejecutado cancun videoUn taxista a punto de ser ejecutado señala que el Procurador recibió dinero del narco para repartir con los suyos, acusación que cae por su propio peso porque se imponen antecedentes que van en sentido contrario, apuntalados por las numerosas detenciones de sicarios, muchos de ellos al servicio de la delincuencia organizada.

El Procurador puede presumir sus cifras contundentes que contrastan con el cero absoluto de la Procuraduría General de la República (PGR), cuyos elementos combaten la ociosidad persiguiendo vendedores de música pirata, sin apuntarse una sola captura digna de mención y que sea una mala noticia para los narcotraficantes.

No por obra de la casualidad Gaspar Armando ha permanecido montado en el toro mecánico, estando a punto de batir récord al frente de esa posición en una administración. Y lo ha hecho con cuentas favorables, contundentes.

El video inducido no puede eliminar de manera fulminante una trayectoria que ha sido evaluada bajo lupa, sin que salten flancos nauseabundos. Grave también que ciertas voces caigan en el juego del linchamiento automático, condenando por anticipado a la víctima del momento.

Lamentablemente en estos casos las redes sociales se convierten en tremendos circos romanos donde la reputación se lanza a las fieras, provocando aclamaciones del respetable que pide sangre a gritos. 

Hace muy bien el Procurador de Justicia al dar la cara para enfrentar este golpe inducido, y que no debe sorprender a quienes tienen disponible la visión del bosque y comprenden la motivación de los orquestadores de estos materiales.

Los buenos periodistas deben marcar el ritmo en esta avalancha del descrédito y metralla de honras, ya que no pueden reaccionar con el conocido “se los dije” cuando una figura pública es expuesta y lapidada con frenesí.

Porque en estos casos los delincuentes no deben hacer la tarea de los periodistas, cuya labor de investigación es indispensable para ubicar a los malos de la película, más allá de videos dirigidos.

Pero el escándalo nubla los datos duros, obligados para una evaluación objetiva.

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