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Los niños de la caña

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Obligados por las circunstancias familiares y la pobreza que azota con dureza a muchas familias campesinas, decenas de niños de entre cinco y trece años de edad laboran en condiciones inadecuadas en la zafra cañera de la ribera del Río Hondo a pesar de los esfuerzos de las autoridades del DIF estatal y municipal por combatir esta cruda situación.

El problema no es nuevo, y de hecho se ha logrado disminuir en gran medida la cantidad de menores trabajando en la zafra gracias a acuerdos entre los líderes cañeros, la Confederación Nacional Campesina (CNC) y el Sistema DIF estatal, pero la arraigada práctica persiste.

En la mayoría de los casos son los propios padres quienes obligan a sus hijos a empuñar el machete para contribuir a la economía familiar, sobre todo cuando se trata de personas que vienen de otros estados a laborar temporalmente en la zona, sacrificando los derechos fundamentales de sus menores hijos.

Recientemente la directora del DIF del municipio capitalino, Remedios Pantoja Córdova, informó que han detectado al menos a 40 niños trabajando en la zafra 2015, a pesar de que está vigente el acuerdo firmado por líderes campesinos, autoridades del Ingenio Azucarero y el propio DIF para evitar la contratación de menores.

La funcionaria explicó que a pesar de la evidente ilegalidad en que incurren tanto los padres de estos niños al obligarlos a trabajar como los productores que los contratan, se tienen que considerar muchas aristas antes de sancionar a los involucrados.

Por eso, el DIF está optando por una estrategia de apoyo y acompañamiento a los menores vulnerables y sus padres, a los que se apoya tanto económicamente como en especie para que envíen a sus hijos a la escuela.

Pantoja Córdova mencionó que desde la dependencia están buscando alternativas para proteger los derechos fundamentales de los menores sin afectar a las familias, a la vez que informó que de los 40 niños detectados, diez ya están siendo apoyados con becas escolares, recurso que se entrega a los padres al inicio del curso escolar y que deben comprobar que es utilizado para los estudios de sus hijos.

La meta es ambiciosa: erradicar el trabajo infantil en los campos de caña, pero para lograrlo se requiere un intenso trabajo de concientización y la participación de todos los involucrados, desde las familias que dependen de esa actividad, como productores, líderes campesinos, así como las autoridades del ingenio y gubernamentales.

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