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Otro policía homicida

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Novedades Chetumal
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Un joven bacalarense perdió la batalla por la vida en el Hospital General de Chetumal, al ser herido con arma de fuego por uno de los seis policías municipales que atendieron el reporte de robo en una gasolinera, enfrentando posteriormente a una multitud agresiva que intentó rescatar al presunto delincuente cuando ya estaba en manos de los policías.

Los policías enfrentaron en las primeras horas del día a la peligrosa muchedumbre disparando balas de goma, pero uno de los policías perdió el control y accionó su arma de fuego, hiriendo gravemente al joven que se debatió entre la vida y la muerte desde el 24 de febrero.

El delito de lesiones ha sido reclasificado como homicidio, y es necesario que a estas alturas ya se tenga identificado al policía agresor. Pero al parecer la investigación estuvo detenida, confiando en la recuperación del joven que acaba de perder su batalla por la vida.

La Procuraduría de Justicia del Estado tendrá que emplearse ahora a fondo porque los familiares de la víctima fatal van a presionar en demanda de justicia, insistiendo en la inocencia del joven que fue confundido por los policías, según aseguran sus familiares.

El 22 de octubre de 2013, Fernando Orozco del Angel –elemento de la Policía Estatal Acreditable– acribilló a un pandillero de 20 años en la colonia Payo Obispo en Chetumal. El policía habría disparado por la rendija de una vivienda donde se había refugiado Luis Enrique Us Can.

El joven pandillero recibió nueve balazos: siete en el tórax y dos en el antebrazo. Otro de los proyectiles impactó en un brazo de su pareja embarazada, de 19 años.

El policía Orozco del Angel pertenece al grupo de Policías Acreditables, considerado de élite. Por ello es inexplicable la pérdida de control que lo orilló a disparar a matar, no a neutralizar a un sujeto que ya no representaba mayor peligro.

Y si estamos ante dos muertes provocadas por policías, la tragedia en Bacalar lo fue por un solo disparo de un policía municipal que debe ser identificado y entregado a la justicia.

Quizá en este caso la tensión que enfrentó el policía preventivo lo hizo caer en las garras del nerviosismo y perdió el control, pero esto lo tendrá que analizar el juez de la causa, más temprano que tarde.

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