Javier Chávez Ataxca
Me siguen sorprendiendo los niveles insultantes de desdén de los 25 diputados de todas las bancadas –PRI, PAN, Verde Ecologista, PRD, PT, Movimiento Ciudadano y Nueva Alianza –, quienes hacen lo que les viene en gana demostrando que el de la representación popular es un mito genial.
Más allá de la conveniencia o no de arrebatar la cafeína a las marchas para convertirlas en un paseo angelical de Boy Scouts atrapando mariposas, me preocupa e indigna el estilo que tienen para “legislar”, aprobando a puerta cerrada y atemorizando a diputados vencidos por la cobardía, como los tres de la bancada panista – Sergio Bolio Rosado, Trinidad García Argüelles y Perla Tun Pech– y el perredista Jorge Aguilar Osorio, un alma en pena que pisotea los principios históricos de un partido tan combativo.
Los 25 diputados hacen su santa voluntad, aprobando en bloque la semana pasada el nombramiento de un desprestigiado Ombudsman, como lo es Harley Sosa Guillén, en quien todos encontraron virtudes de un fuera de serie, pisoteando al resto de los candidatos que abrigaron pálidas esperanzas en un proceso más equilibrado.
Los diputados de José Luis Toledo Medina –Presidente de la Gran Comisión del Congreso – escribieron una de las páginas más infames de un Poder Legislativo que debe estar abierto a la sociedad, pero que se comporta como un club de alegres compadres que deciden irse de parranda.
Este lunes los diputados aprobaron a la velocidad de la luz una iniciativa para poner una camisa de fuerza a las marchas, medida que uno puede compartir o rechazar, pero ese es un tema de fondo que hay que discutir a plena luz del día.
Porque es posible que la mayor parte de Quintana Roo apruebe la citada ley para condicionar las marchas, ya que en muchos están frescos los actos del Comité de Lucha Magisterial que efectuó marchas, plantones y bloqueos a carreteras, irritando a gran parte de la sociedad.
Pero lo que no se vale es decidir por todo Quintana Roo, como lo está haciendo el coordinador de todas las bancadas –no sólo la de su partido, el PRI –, Chanito Toledo Medina, quien convence por la buena o por la mala a los diputados del PAN y PRD, valiosos y altaneros en otras zonas del país, pero convertidos en temblorosos mequetrefes que ni sus familiares respetan.
