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Un parásito en el Sutage

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Con el cuento de que más de cuatro mil burócratas estatales sindicalizados lo respaldan y le suplican casi a gritos que no deje el liderazgo, Roberto Poot Vázquez, dirigente del Sindicato Único de Trabajadores al Servicio del Gobierno del Estado (Sutage), pretende eternizarse en el poder de la organización y prepara el terreno para una reelección por un nuevo periodo de dos años.

De hecho, a Roberto Poot ya se le acabaron los recursos para alargar su estadía en la dirigencia del Sutage, ya que legalmente su tiempo al frente de la organización debió concluir el 30 de noviembre de 2012. Sin embargo, el dirigente de los burócratas estatales maniobró y en una asamblea a modo realizada en septiembre de 2012 logró que le autorizaran un año más al frente de la agrupación, por lo que no convocó a elecciones.

Con estas estrategias legaloides el líder del Sutage convirtió su periodo de dos años en uno de cuatro, a pesar de que las normas de la organización no contemplan dichas ampliaciones.

Sin embargo, los cuatro años de liderazgo no le parecen suficientes a Poot Vázquez, quien al estilo de los viejos cacicazgos sindicales mexicanos pretende enquistarse en el Sutage por al menos un par de años más, asegurando que no tiene competencia y que miles y miles de trabajadores estatales, agradecidos por no haber sido despedidos en la reingeniería, respaldan su proyecto sin condiciones.

La última palabra la tienen los burócratas sindicalizados, quienes deberán evaluar el trabajo de Roberto Poot con lupa y decidir, con base en su desempeño, si se debe quedar al frente del inofensivo sindicato o si se debe refrescar la dirigencia con sangre nueva.

Eso sí, el actual líder goza de importantes contactos políticos gracias a su genuflexión y cooperación, manteniendo las aguas calmas en el Sutage, por lo que podría recibir ayuda para permanecer en su puesto, aún en contra de la voluntad de su base.

Bodas gay en el Pueblo Mágico

El Ayuntamiento de Bacalar tomó una acción que tanto el alcalde, José Alfredo “Chepe” Contreras Méndez, como algunos regidores, calificaron de progresista, al autorizar de manera legal e inmediata la realización de bodas de personas del mismo sexo.

Y no se trata tan sólo de un asunto de tolerancia política, ya que es evidente que el polémico tema atrae reflectores sobre este municipio y su cabecera, Bacalar, a la que pretenden convertir en un irresistible destino para bodas gay que genere ingresos frescos para las arcas del Ayuntamiento.

La idea de hecho es buena, ya que esta apertura puede atraer a parejas del mismo sexo al pueblo mágico que cuenta además con un entorno naturalmente romántico, generando un nuevo sector de turismo para el sediento sur.

 

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