Pena Capital
Javier Chávez
Novedades Chetumal
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Cuando se aborda el tema de los derechos humanos, irremediablemente caemos en las placenteras aguas de la abstracción y la filosofía, descuidando lo esencial.
Porque los derechos humanos deben atender lo cotidiano, lo que duele al hombre y a la mujer tangibles y dolientes. En cambio, esta bandera ha servido para que vividores del presupuesto se den la gran vida, succionando un presupuesto que aporta el contribuyente y que debe ser destinado a lo ineludible. Esto lo comento por la injustificable carencia de un aparato médico tan esencial en las clínicas del IMSS e ISSSTE de Chetumal, como es el tomógrafo.
Un amigo periodista ha padecido un viacrucis al enfrentar la somnolienta e insensible burocracia enquistada en la clínica del ISSSTE, donde cada trámite exitoso es motivo de festejo familiar. Y cuando me comentó que las clínicas del IMSS e ISSSTE no tienen tomógrafo y subrogan el servicio, no oculté mi sorpresa porque suponía que los anteriores delegados de ambas instituciones ya habían efectuado la gestión para conseguir este aparato tan indispensable para las valoraciones certeras de los pacientes, ya que proporciona imágenes de los órganos y tejidos afectados o bajo sospecha de estarlo.
El Hospital General de Chetumal cuenta con un tomógrafo de última generación, pero la ineptitud y estilo chambón de quienes lo manejan lo ha dejado fuera de servicio con frecuencia, como ocurre en estos días. Entonces al paciente no le queda más opción que acudir a la clínica privada Carranza, donde han sido habituales los casos de negligencia.
El calvario de mi amigo incluye gestiones interminables en la clínica del ISSSTE para que le autoricen la subrogación de la tomografía. Y su caso sirve de ejemplo para exponer las dimensiones de esta imperdonable omisión, motivo de tensiones y desesperación entre innumerables pacientes que acuden a las clínicas del IMSS e ISSSTE.
Muchos olvidan que Chetumal es la capital de un estado turístico, y tal categoría debe beneficiar a sus habitantes para contar con lo básico en equipo médico en instituciones públicas. Porque solo falta que hasta las radiografías tengan que ser efectuadas en clínicas particulares por falta de equipo o personal.
Pero la cuestión del tomógrafo no es bronca de los pacientes, sino de las instancias gubernamentales, representantes populares, líderes de burócratas y colegios médicos que de primera mano saben de qué pata cojean las clínicas públicas y privadas, conociendo las dimensiones del desabasto de medicamentos y la falta de especialistas.
Extraigo del sótano la saludable propuesta de Manuel Valencia Cardín, a su paso por la Presidencia de la Gran Comisión del Congreso, cuando impulsó la construcción de un hospital de especialidades para que nuestro flagelado sur superase su fase de Territorio y contase con una clínica de primera línea.
Por envidia muchos políticos de patio descalificaron la propuesta que Manuel Valencia promovió activamente en las calles y foros diversos, cosechando el respaldo entusiasta de familias que aportaron blocks para la construcción del hospital que cubriría una necesidad tan sensible, ya que por diversos medios todos los caminos conducen a Mérida en materia de salud, incluso cuando te duele una muela.
Contar con un tomógrafo es básico para valorar al paciente con mayor certeza en el diagnóstico, sin quitar el dedo del renglón en cuanto al hospital de especialidades propuesto por Manuel Valencia.
